7 sept

Reflexión martes 7 de septiembre

Lectura del santo evangelio según San Lucas (6, 12-19):

Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles.
A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.
Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados.
Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Palabra del Señor

Reflexión

Uno de los momentos más importantes de la vida pública de Jesús es la elección de los apóstoles. El Señor no improvisa, después de un tiempo con los que le seguían, llama a doce. La noche antes la pasa en oración, en diálogo con su Padre Dios. La llamada es personal, aparece el nombre de cada uno de los apóstoles. Pero esto no detiene su actividad. Inmediatamente después, bajan y Jesús continúa enseñando, realizando signos. La gente quiere escucharlo y también quiere acercarse a Él para tocarlo. El Señor desprende una fuerza que los cura. También nosotros hemos de vivir a la escucha y en contacto con Jesús. El modo de tocarle hoy es participar en los sacramentos. Cuando recibimos la Eucaristía el Señor está en nuestro interior, cuando celebramos la reconciliación es el mismo Jesús quien nos perdona.

pastoral

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