13 nov

Reflexión sábado 13 de noviembre

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8)

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: «Hazme justicia frente a mi adversario.» Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.»»
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN:

 

Hoy el evangelio nos enseña un asunto muy importante para Lucas: la insistencia en la oración. Jesús, para poder ser fiel al proyecto del Padre, oraba incansablemente. El texto es bastante claro: quiere enseñarnos a orar siempre y con perseverancia, y a no cansarnos ante las dificultades, incluso cuando parezca que Dios no escucha nuestras plegarias. La imagen de la viuda en la parábola es sugerente pues en Israel, son símbolo de la debilidad, mientras que un juez injusto parece una contradicción… Si un juez de este tipo es capaz de hacer algo bueno, aunque no sea más que para no ser molestado, ¡cuánto más Dios! En él, no hay contradicción ni incoherencias, solo bondad. Por eso, puede recibir nuestro clamor en todo momento. El ejemplo nos lleva a tener una gran confianza hacia nuestro Padre Dios.

Al final, el evangelista nos sorprende con una pregunta de total actualidad: Cuando venga Jesús, ¿encontrará fe en la tierra? Lucas no es un pesimista; si no creyese en su comunidad y en la Iglesia no se hubiese tomado la molestia de escribir el evangelio. Pero ve con dolor que algunos de su comunidad ya faltan a las reuniones; sabe que va decayendo el fervor inicial; oye que otros comentan que no valía la pena hacerse cristiano, que la recompensa no era tan inmediata como esperaban. Por eso Lucas quiere tocarnos el corazón con su pregunta un tanto impertinente. Cuando venga Jesús a ti, ¿encontrará fe en tu corazón?
Y aún más; al final de su evangelio nos contará que Jesús se acercó a dos discípulos que iban camino de Emaús y no tuvieron fe para reconocerlo. Así que la venida de Jesús no hay que situarla sólo en el futuro. Porque Jesús está viniendo cada día en quien necesita nuestro apoyo, nuestra sonrisa, nuestra escucha, incluso nuestros bienes. ¿Lo reconoces?

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