Orientar-nos
Juan Antonion Giménez
Es profesor del Departamento de Pedagogía, de la Facultad de Psicología, Magisterio y Ciencias de la Educación.
Universidad Católica de Valencia, San Vicente Martír.
Estamos viviendo una etapa de transición en la educación. Tanto en el ámbito formal como en el no-formal evidenciamos la necesidad de este cambio que, que de no ejecutarse, ampliará la brecha entre las necesidades y las ofertas educativas. No es una opción, es una necesidad.
Justo en estas fechas ha aparecido en los titulares de las noticias los resultados de una investigación sobre la situación de los profesores en la escuela. En ella se evidencia la situación de estrés de los profesores por la presión de las familias y los alumnos[1].
“El 28% de los 3.345 docentes que acudieron al Defensor del Profesor del sindicato de enseñanza pública Anpe, en el curso 2013-2014 sufrían acoso y amenazas por parte de padres de alumnos, frente al 27% del año anterior, según los datos del estudio publicado este miércoles por este sindicato.”
“Los profesores que denuncian problemas para dar clase por indisciplina de los alumnos han pasado del 23 al 25% en un curso y los que se plantearon abandonar la profesión subieron del 8 al 10%.” (Extraído el 20/11/14)
¿Qué está pasando? ¿Qué podemos hacer? Evidentemente no es posible realizar un análisis en profundidad en unas líneas. Sólo me centraré en un aspecto: la orientación educativa.
En todas las esferas de la vida vemos una grandísima necesidad de orientación. Queda aún más patente en el sistema educativo. Hace falta una orientación para los profesores, una orientación para las familias y para los alumnos.
Pero… ¿qué orientación hemos de ofrecer?
La orientación es una necesidad de todos los seres humanos a lo largo de toda su vida. Tomamos constantemente decisiones y necesitamos apoyarnos en personas, informaciones y experiencias para realizarlas. Más aún en un mundo en continuo cambio, sin las “seguridades” de otro tiempo y en donde el relativismo ha hecho diluir unos referentes éticos estales y comunes.
Debe haber profesionales que sepan ayudar a los demás en este proceso respetando su libertad. Podríamos decir que su papel es el de servicio y acompañamiento. Pero es una tarea que no se puede desarrollar en solitario. Podríamos decir que es una misión compartida de la Comunidad Escolar y no excluyente de nadie. Como nos dice Rafael Bisquerra[2] (2002:271) “la orientación es una función, no una persona”; y, por lo tanto, obliga a ponerse de acuerdo, a tomar decisiones, a diseñar planes…
Cabría ahora preguntarse sobre qué hay que orientar. Como nos plantea Bisquerra (2002: 270), las áreas de intervención en la Escuela deberían ser:
a) La orientación para la carrera
b) La orientación en los procesos de Enseñanza y aprendizaje
c) La Atención a la Diversidad
d) La prevención
e) El desarrollo personal
Todas ellas concebidas de manera armónica, no desligándolas entre sí. Canalizadas hacia la idea de contribuir al desarrollo de la personalidad de los alumnos en aras al ideal de su preparación para la vida.
Pero en este proceso existe un riesgo y es que se acometan proyectos planteados desde perspectivas contradictorias entre sí. Aunque hablamos de una tarea compartida, hemos de hacerlo desde la panorámica de un modelo de orientación.
De ahí la importancia de analizar los modelos de orientación. A los modelos ya existentes:
- Modelo Clínico
- Modelo de Programas
- Modelo de Asesoramiento
Podemos añadir una perspectiva psicopedagógica que encaje mejor con las demandas actuales.
Queda hacerse una pregunta, ¿estarán las instituciones educativas dispuestas a asumir una misión de este calibre en grupo? Se hace urgente crear en las escuelas espacios de reflexión de las cuáles surjan proyectos enraizados en la realidad cotidiana. Hemos de superar la miopía que nos absorbe en las necesidades inmediatas, olvidando que este mundo está cambiando y las personas necesitamos orientarnos en él.
[2] Bisquerra. R. (Coor.). (2002). La práctica de la orientación y la tutoría. Bilbao: Praxis
Este artículo me parece que planteo una problemática evidente en la escuela. Es necesario reflexionar acerca de los datos que tenemos sobre el estado de alumnos y profesores, sin dramatismos pero con objetividad.
Como bien dice el autor, es muy difícil analizar en pocas líneas todo esto, pero sí que podemos dejar apuntados un par de aspectos o preguntas que sirvan como punto de inicio.
Personalmente, me surgiría apuntar:
– ¿Qué relación hay entre el comportamiento de los alumnos y el estado de las familias? ¿Conviene incidir en esto desde la escuela?
A mí me parece que es evidente que detrás muchos problemas de los alumnos hay problemas del entorno familiar.
– ¿La escuela prepara para la vida? ¿Cómo concretar eso? ¿Se está haciendo? En muchas ocasiones, las conversaciones en la escuela dan la sensación de apuntar más hacia una preparación para pasar el Selectivo que para cualquier otra cosa. Se reduce al alumno a su rendimiento académico. «Este niño funciona y este no»…
Estoy deacuerdo en que los tiempos han cambiado mucho y lejos quedan aquellas aulas en riguroso silencio y con un respeto absoluto a los maestros.También es cierto que urge una formación del profesorado para orientar a los alumnos en los diversos modelos de orientación .
Pero surge una idea en mi cabeza,¿ Tienen todos los maestros una verdadera vocación por la enseñanza? ¿son algunos de los malos comportamientos ,de los alumnos,resultado de la apatía,aburguesamiento y acedía de algunos profesores?
Porque de ser así ,además de orientar deberían empezar a cambiar las estructuras que forman el sistema educativo.
Es obvio que la familia no está educando en valores y que los padres muchas veces necesitan más la escuela que sus propios hijos, pero cuando un chaval se aburre en clase no le queda otra que incordiar y si además esto divierte al resto y le hace popular,esta claro que lo seguirá haciendo.
En la medida que el profesor sea capaz de sorprender cada día a sus alumnos estos disfrutarán del aprendizaje.
Como futuros pedagogos vemos la necesidad de una orientación que ayude a los alumnos y que se ajuste a las necesidades de la sociedad y de las familias actuales. Debemos ver la orientación como una necesidad, una función que contribuye al desarrollo del alumno y su preparación para la vida, y dejar la visión errónea que se tiene del orientador como un individuo que simplemente pasa tests.
Desde siempre, en los colegios se han hechos los típicos «tests» los cuales te ayudaban a decidir qué era lo que te gustaba y a qué debías de dedicarte preguntándote preguntas absurdas. Este es uno de los motivos por los que hemos de cambiar la forma de orientar. Nosotros, como futuros pedagogos, debemos aprender, instruirnos e investigar sobre la orientación para así poder ayudar y encaminar tanto a los alumnos como a las familias.
Hoy en día hay muchos aspectos de la educación que debemos cambiar, y uno de ellos es el enfoque que se le da a la orientación, ya que está en nuestras manos la educación de las personas, y esto no es una simple fórmula la cual ha de ser aplicada para resolver los problemas, sino que cada una de las personas es un mundo, y un buen orientador ha de ser objetivo y saber como ayudar y encaminar a cada una de las personas para así formarlas como personas.
Opino que es necesaria e imprescindible, la orientación. Y no solo para el alumno, sino totalmente de acuerdo que también sea a padres y profesores, además creo que debería de ser una orientación continuada no solo en un momento concreto de la vida, ya que la orientación debería estar presente en toda nuestra vida, para así tener una mejor y más feliz calidad de vida.
Al finalizar el artículo creo que está la pregunta clave que daría solución a la problemática actual de la falta de orientación en el sistema educativo: «¿estarán las instituciones educativas dispuestas a asumir una misión de este calibre en grupo?»
El problema que se puede deducir de ella es que, para una buena orientación, a parte de la formación de los orientadores y el aumento de consideración hacia estos, es necesaria una disminución de la ratio de personas por cada orientador, lo que significaría un aumento de inversión en este aspecto. No podemos olvidar que se ha estado recortando ya desde hace tiempo en educación y que por lo visto no hay intención de aumentar el dinero destinado a educación. Por lo tanto, la orientación sufre del mismo problema que la pedagogía terapéutica o los profesores de apoyo: es necesario, pero no se muestra una intención de invertir en ellos, pese a que luego se priorice (que puede sonar cínico) la «excelencia» en la educación en el currículo actual de primaria.
Es notorio que existe un problema en los centros escolares referido a la violencia que ejercen algunos padres sobre la figura del maestro y profesor. Se dice que un 28% de los docentes han acudido al defensor del profesor porque sufrían acoso y amenazas por parte de los padres de los alumnos. Esta violencia ejercida por los padres hace también menoscabar el respeto que lo alumnos sienten por el educador. Este hecho muestra la necesidad de la existencia de orientadores en los centros destinados a toda la comunidad educativa.
Con respecto a la orientación podemos decir que es una necesidad que tienen todos los seres humanos a lo largo de su vida. Todas las personas toman decisiones y necesitan apoyarse en diferentes profesionales que le ayuden a organizarse y sortear con éxito la opción requerida. Es necesaria la existencia de profesionales que presten el servicio de orientación, acompañando a la persona, pero no viéndolo como un asesoramiento personal, sino como una herramienta más que le ayude a organizarse. Existen diversas áreas de intervención sobre las que actuar: la orientación para la carrera, en los procesos de enseñanza y aprendizaje, la atención a la diversidad, la prevención y el desarrollo personal. Y por último, es urgente que la escuela cree espacios de reflexión en las cuales surjan proyectos que tengan que ver con la realidad diaria del educador.
En mi opinión son alarmantes los datos que en este artículo se evidencian en relación al profesorado que denuncia que sus alumnos cometen graves faltas de disciplina. Este hecho, nos lleva a que existe una gran necesidad de orientación, no solo del alumnado, también del profesorado y las familias.
Creo que el problema radica en que falta formación del profesorado y compromiso, ya que su tarea no solo es la de enseñar a sus alumnos, también es educarlos, por lo que la atención hacia cada uno de ellos debería ser más personalizada. Con ello,no quiero decir que esa tarea sea exclusiva del profesorado, sino que todo este proceso debería ser una tarea compartida por toda la comunidad educativa donde necesidades inmediatas y los posibles problemas futuros fuesen abordados mediante la orientación y reflexión de personas competentes.
La orientación se ha convertido en una necesidad para la sociedad en general. La falta de la misma es el origen de muchas dificultades y muchos problemas que vamos teniendo a lo largo de la vida.
Respecto al ámbito escolar, la orientación recibe una gran importancia puesto que gracias a ella el resultado educativo es mejor. Hay que tener en cuenta que no sólo ha de estar dirigida para los alumnos sino también para las familias y sobretodo para los docentes, ya que estos son los que se encuentran en continuo contacto con los alumnos y los que tienen que trabajar en equipo junto al resto de profesionales del centro para obtener un buen resultado.
Tal y como expresa el texto, la orientación es indispensable en nuestras vidas,sobretodo si hablamos desde dentro del campo educativo. Quizá esos datos tan alarmantes de abandono escolar, las grandes cantidades de profesores que se ven incapaces de dar clase por la indisciplina de sus alumnos, la angustia de los exámenes y de no llegar a la nota de corte, y una larga lista de situaciones más podrían solucionarse mediante la orientación.
El ser humano es un ser social que se ve incapacitado de infinidad de cosas si se le recluye a la soledad. Todos necesitamos que nos escuchen y que nos den consejos o aliento para hacer determinadas cosas y para terminarnos de atrever a hacerlas. Necesitamos que en muchas ocasiones nos encaucen por que andamos perdidos en un mar de dudas.
Por eso, es necesaria la orientación y una orientación de todos.
Hoy en día estamos sometidos a constates cambios sociales. Cambios que requieren que los miembros de una sociedad se adapten y orienten en ellos.
Es aquí donde entramos en debate de en qué medida hace falta hoy la orientación, y a quién va dirigida.
Nos centramos en el proceso escolar, donde actualmente se están produciendo situaciones de estrés para los profesores por la presión a la que se ven sometidos por parte de las familias y los alumnos.
Desde mi perspectiva, a grandes rasgos, considero que para poder paliar este problema es necesario acompañar y orientar a todos los miembros de una comunidad educativa; profesores, familias y alumnos. Ayudándolos a prepararse para la vida, respetando su libertad.
Pero la orientación no es una persona en si misma sino una función, por lo tanto, al igual que los miembros de la comunidad escolar deben ser orientados, también deben participar en la orientación, tomando decisiones, poniéndose de acuerdo…
La orientación de la que estamos hablando, se desarrolla en distintas áreas de intervención. La más importante, en mi opinión, la prevención, de la que voy a hablar.
El problema viene aquí, cuando por distintas razones relacionadas con la situación económica actual que perjudica la educación, no se puede dar en la medida que se debería.
Actualmente en los centros escolares, institutos… solo se dispone de un orientador para muchos alumnos. Así pues, ¿cómo se va a desarrollar óptimamente el área de la prevención? Como es lógico, los profesionales que se dedican a orientar, no pueden realizar dicha tarea. Y por lo tanto, los alumnos, padres y profesores se ven desorientados.
Tras leer el artículo «la práctica de la orientación y la tutoría» considero oportuno tratar los siguientes temas:
– Para que realmente pueda producirse una orientación en el centro educativo, el tutor debe conocer y preocuparse por cada uno de sus alumnos no sólo a nivel académico sino también a nivel personal. Siendo capaz de este modo, de seleccionar aquellos casos que considere que deben ser tratados por el orientador u otro profesional del centro, facilitando la tarea de los mismos.
-Una de las mayores problemáticas que existen, a mi juicio, con respecto a la orientación es que dichos profesionales pasan gran parte del tiempo realizando test y cuestionarios que no les permiten conocer realmente al alumno y su problemática.
– Para que realmente el se dé una función orientadora como tal, el orientador debe conocer el caso de cada alumno, para guiarle y aconsejarle. Y todo ello es imposible, ya que generalmente, en la enseñanza pública, un solo orientador suele atender a 400 alumnos; lo que imposibilita conocerlos y atenderlos a todos en tan poco tiempo.
Es irrefutable la dilatada cantidad de cambios que ha experimentado la sociedad coetánea, originando en cierto grado en una transformación del sistema educativo y en consecuencia afectando a todos los miembros que componen esta comunidad. Por consiguiente, con las esperanzas puestas en el progreso y en el avance , la educación se ha adaptado a las demandas sociales. Sin embargo, es cierto que los profesionales de la educación pueden presentar una postura errónea ante estas modificaciones como consecuencia de una carencia formativa o falta de orientación y guía. Es aquí donde la orientación, en especial la dirigida al equipo docente, adquiere una gran importancia y en mayor medida en el momento en que dirigimos la actuación del maestro hacia la consecución de una calidad educativa y personalizada. De esta manera es insoslayable que el servicio de orientación a ofrecer sea un proceso continuo y compartido, donde se valoren ampliamente nuevas posibilidades de trabajo, guiando en todo momento la actuación didáctica al beneficio del discente.
Hoy en día los maestros tienen muy poca autoridad frente a sus alumnos. Éstos ultimo cuentan con el gran respaldo de sus familias, los cuales apoyan a sus hijos incondicionalmente ante cualquier situación, tenga o no la razón en dicho momento. Quizás esto sea producido por una falta de orientación tanto para los profesores, como para los padres y alumnos. A lo largo de la vida tomamos muchas decisiones en las cuales necesitamos orientación y apoyo por parte de otras personas por ejemplo de nuestras familias o amigos. Tomamos decisiones todos los días y muchas de ellas con el apoyo de nuestros seres más queridos. ¿Por qué no recurrir a profesionales en el sector? ¿Por qué nos da tanto reparo? Los orientadores contribuyen al desarrollo de la personalidad de cada uno de los alumnos y les ayudan a prepararse para la vida.
Estoy totalmente de acuerdo, creo que la orientación es una herramienta sumamente interesante y valiosa que en nuestra educación actualmente esta desmerecida y podría ser una buena medida para mejora para el rendimiento académico de los alumnos, ayudándoles a tomar decisiones, a fortalecer a los alumnos en su autoconcepto. Esto podría reducir la cantidad de fracasos escolares durante la Educación Secundaria Obligatoria y disminuir la ansiedad que les produce la toma de decisiones sobre todo en el ámbito de la decisión de asignaturas, es decir, decidir hacia donde quieres enfocar tus estudios.