Atención Terapéutica de la persona completa

Cuando hablamos de persona completa, nos estamos refiriendo a las tres dimensiones básicas constituyentes de la persona: cuerpo, psije y espíritu. Queremos decir que cuando la persona enferma, toda ella de forma indivisible enferma. El síntoma psicológico se contextualiza en una persona concreta con una biografía y con un sentido vital.

La terapia de la persona completa, debe contener, a mi parecer, un enfoque filosófico, psicológico y fisiológico. Es necesario discernir “¿qué es lo que me pasa?”: ¿es una enfermedad?, ¿es un conflicto que no sé resolver?, ¿es una lesión moral?, ¿es un trastorno?, ¿es un pecado?

La persona es muy compleja y no se la debe despachar con una pastilla. La gente busca un remedio rápido y ¿qué mejor que un antidepresivo?, pero, lamentándolo mucho, ni los sedantes ni los antidepresivos toman decisiones. En este momento, a la persona le hace falta un apoyo fundamental, un eje moral, que le ordene las ideas y también las emociones.

Es imprescindible hacer eco de esta ignorancia pluralista de nuestra sociedad actual. Es importante, desde luego, conocer terapias y modos de hacer, pero hay que incidir sobre “el qué”. La persona tiene que saber sobre a “qué” echar mano en un momento dado. ¿Qué selección voy a hacer en mi mente de entre los cientos de pensamientos que se agolpan dándose codazos por prevalecer?

Cómo ya decía Hipócrates: es importante saber qué tipo de enfermedad padece una persona, pero más importante saber qué tipo de persona –yo añadiría en todas sus dimensiones-, padece una enfermedad.

Autora: Gracia Arolas

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