¿CÓMO COLOCAMOS LOS LIBROS?
A esta pregunta seguro que se le pueden dar muy variadas respuestas que pueden responder a gustos, preferencias, manías, modas, etc… Allá por el siglo XIX lo que se llevaba era que todos los libros tuviesen el mismo tamaño y mismas tapas, de manera que, incluso se personalizaban las encuadernaciones para que todas fuesen homogéneas. Hoy en día, sin embargo, nos podemos guiar más por las tendencias, la publicidad, el marketing. De hecho si echáis un vistazo en redes sociales como Pinterest o Instagram, se lleva mucho lo de colocar los libros por colores. Qué curioso, ¿no?
De lo que no hay duda es de que los libros, en general, se colocan en vertical con el lomo mirando hacia nosotros, de tal manera que se pueda ver claramente el título para que así podamos escoger el que queremos. Pero esto no siempre fue así, para encontrar otro tipo de ordenación diferente de la vertical hay que remontarse a la época medieval dónde los libros estaban apoyados en los pupitres o mesas de estudio, debido al gran formato de éstos. Eran libros muy pesados que no estaban hechos para ser movidos de un sitio a otro. Además del lugar donde eran ubicados, también era distinta la posición en la que se colocaban, en lugar de verticalmente estaban dispuestos de forma horizontal. Y os preguntareis… ¿y cómo estaba identificado ese libro para saber escoger el que uno quería?, pues se les hacía una marca en la parte delantera del libro, donde estaba el título del libro marcado con tinta.
Como hemos apuntado antes, los libros ocupaban muchísimo espacio, algo así como medio metro una vez abierto. Como veis un tamaño poco cómodo para llevárselo a leer a la cama o meterlo en el bolso. Otra curiosidad es que los libros de gran valor estaban encadenados a las mesas y al no haber un formato estándar había diversos tamaños, lo que dificultaba su almacenamiento. O que para localizar un libro se confeccionó un sistema de marcas que se ponía al libro y que se apuntaba y registraba en un catálogo manual.
Los libros no se empezaron a colocar en la forma que conocemos actualmente, hasta el siglo XVI.
Como ejemplo de biblioteca curiosa por su ordenación está la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo del Escorial en Madrid. Si tenéis ocasión no dejéis de visitarla, a parte de por su gran variedad temática en obras manuscritas y decoradas, lo más original es que los ejemplares están colocados de forma vertical pero con el lomo hacia dentro.
Esperamos os haya gustado este post de curiosidades bibliotecarias.
¡¡Hasta la próxima!!