Estudiantes de Veterinaria y Ciencias del Mar realizarán prácticas en el Nuevo Acuario Fluvial de Zaragoza

Los  estudiantes de los Grados en Veterinaria y Ciencias del Mar de la Universidad Católica de Valencia «San Vicente Mártir» podrán realizar prácticas en el nuevo Acuario Fluvial de Zaragoza. El Rector de la Universidad José Alfredo Peris Cancio, y David Morte Marco, Consejero Delegado de la entidad Nuevo Acuario de Zaragoza, han firmado un acuerdo marco que permitirá que nuestros alumnos vayan a Zaragoza, para realizar prácticas en el acuario de Zaragoza. El acuario recrea los ambientes de 5 grandes ríos: el río Nilo, el río Mekong, el Amazonas, el río Darling, y el río Ebro. El Nuevo Acuario Fluvial de Zaragoza, uno de los tres pabellones temáticos de la Exposición Internacional Zaragoza 2008, es el mayor de Europa y uno de los mayores del mundo. Cuenta con 8.000 metros cuadrados construidos, de los cuales 3.400 metros cuadrados son expositivos. En sus 60 peceras se alojan más de 1200 animales de más de 120 especies distintas de fauna fluvial característica de cada uno de los cinco ríos representados. El convenio va a permitir fomentar el asesoramiento mutuo en cuestiones relacionadas con la actividad de ambas entidades y se organizarán actividades comunes relacionadas con la formación académica de alumnos de la UCV. De la misma manera, el convenio contempla la organización y ejecución de proyectos de investigación, así como la cooperación en programas de formación y reciclaje de profesionales del Nuevo Acuario Fluvial de Zaragoza. Algunos profesores de la Facultad de Ciencias Experimentales y Veterinaria, han empezado a investigar sobre algunas especies de río, en concreto sobre Arapaima gigas, que es una especie amazónica. Éste es el resumen del artículo publicado por los profesores J. Chirivella (UCV), B. Del Campo (UCV), R. Barrera (Valenciana de Acuicultura) y G. Martín (UCV), en la revista Nereis.

«Una estrategia de diversificación en la producción acuícola es optar por especies de rápido crecimiento y que alcancen gran tamaño individual, de modo que su procesado sea rentable. El paiche o arapaima, Arapaima gigas (Cuvier, 1829), es uno de los mayores peces de agua dulce, de hasta 200 kg de peso y con crecimientos de hasta 10 kg/año. Su procesado rinde un 57% de carne. Habita cursos fluviales y áreas inundables de la cuenca del Amazonas, con temperaturas de 24-32ºC. Su reproducción en cautividad se hace en condiciones naturales semi-extensivas, de donde se reclutan los alevines, que pueden ser exportados en bolsas de plástico con agua y oxígeno. Resulta fundamental conocer las condiciones de bienestar con las que llegan estos alevines tras el ayuno y el largo viaje (índice de condición), así como estudiar la biometría externa que permita elaborar unos estándares de calidad de alevines de arapaima. El índice de condición encontrado para alevines de 3.92-31.3 grs ha sido de 0.64, muy uniforme en todo el rango estudiado; así mismo, se han tomado medidas de distintas partes del cuerpo y se han referenciado a la longitud total. Pez1

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1 comentario

  • David Polanco Irisarri
    15 octubre, 2014 en 18:20

    Recomiendo a todo el que pase por Zaragoza que se dé una vuelta por el Acuario Fluvial, es enorme y en él hay especies que no se encuentran en ningún otro acuario europeo. Hay muy pocos acuarios públicos dedicados exclusivamente al agua dulce simplemente por la creencia de que la fauna de ríos y lagos no es tan colorida e interesante como la marina, y es una pena.

    De hecho, la mayoría de peces e invertebrados que habitan los ríos poseen una coloración espectacular debido a que viven en zonas poco profundas, donde el espectro luminoso penetra en su totalidad. Y a diferencia del mar, un gran espacio abierto donde todo puede comunicarse, en las aguas continentales las poblaciones de animales se dividen continuamente por causa de las continuas inundaciones y sequías periódicas, accidentes naturales, cambios de curso de los ríos, etcétera. Al dividirse estas poblaciones se forman continuamente nuevas especies y subespecies, se puede decir que la evolución se puede palpar. Esto hace que lugares recónditos del mundo con gran cantidad de afluentes y lagos (Amazonia, Valle del Rift, Indochina…) escondan una cantidad inmensa de especies diferentes que apenas se han investigado. En la mayoría de ocasiones un biólogo descubre en un arroyo tropical un especie nueva y ni siquiera la nombra, simplemente porque en el afluente de al lado vive el mismo animal con distinta coloración o diferente forma de reproducción y habría que investigar durante años si pertenecen a la misma especie, y aún así más tarde o más temprano aparecería una tercera población que nuevamente habría que clasificar.

    Por lo que he visto, desde hace algunos años existe una forma de clasificar las poblaciones de diferentes lugares mediante una letra (la inicial de la familia, «C» si es Callichtydae, «L» si es Loricariidae, etcétera) y un número. De esa manera no hace falta comprobar si dos animales o plantas casi idénticos pertenecen a la misma especie o género, simplemente se tiene una lista de cientos de números en cada familia, cada uno refiriéndose a la descripción (más fotográfica que otra cosa) de un ejemplar que se ha encontrado en un río o laguna, a la espera de que algún biólogo se interese por un número y acabe describiéndolo científicamente.

    Muchos de estos animales y plantas pertenecerán a la misma especie, pero otros muchos pertenecerán a diferentes géneros e incluso ni siquiera estarán en la familia que les corresponde. Esto pone de manifiesto la cantidad de especies que pueden formarse y desaparecer en un trozo de selva o desierto en apenas unas décadas, y que probablemente nunca se descubrirán.

    El mismo Acuario Fluvial de Zaragoza se da publicidad anunciando sus «cocodrilos» y sus «nutrias», pero en mi opinión el verdadero tesoro que contiene son sus cientos de pececillos de apenas unos centímetros de largo formando cardúmenes en grandes acuarios de miles de litros, o sus diferentes variedades cromáticas de camarones y gambitas, o sus especies protegidas, como el guppy Endler o el fartet, endémico de la Abulfera.

    Por otro lado, las prácticas que llevan a cabo los estudiantes de Veterinaria y Ciencias del Mar son probablemente lo mejor que le ha pasado al Acuario desde que se abrió. Ahora no es solamente un lugar de visita de familias los fines de semana, sino que se va a convertir en un espacio de ciencia, cultura, investigación y preservación.

    Nuevamente recomiendo a todo aquel que tenga curiosidad por conocer su planeta un poquito mejor, que visite la capital de Aragón y se pasee por los pasillos de este lugar tan interesante.

    Un saludo a todos

    (Si vas, pásate por la terraza que tiene el edificio en el último piso. La mejor de Zaragoza, palabra)

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