2 dic

Reflexión sábado 2 de diciembre

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,34-36):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor

Reflexión
 Estamos llegando al final del largo discurso apocalíptico y también al final del año litúrgico. Jesús da un último consejo convocándonos a la vigilancia y a la oración. Es muy fácil distraerse nos advierte el Evangelio de hoy; muchas cosas que nos rodean pueden desviar nuestra meta, que es vivir el Reino de Dios. Especialmente cuando se vive en un espejismo, como fuera del tiempo real, como dentro de una película; con la mirada y el corazón fijos en mi propio mundo, en mis problemas, en mis ganas o mis desganas, así como si no existiera nada en el mundo fuera de lo soy, tengo o me sucede. Y debemos de tener claro que nada tan opuesto a la realidad y al querer de Dios es esto. El Señor no quiere despiertos, atentos a los dolores, angustias y alegrías propias y ajenas.Que nuestra vida sea vivida en plenitud, es decir, desde lo profundo, desde nuestro ser interno hacía fuera, así es como la vida toma sentido, color, gusto y plenitud. Tal vez si vivimos desde dentro, nuestra mirada de lo que pasa y de lo que hay a nuestro alrededor se expanda y estemos algo más atentos y aunque eso es bueno, no debería ser momentáneo. Hoy más que nunca el Señor nos exige que estemos atentos, que nada nos distraiga y que nuestra vida de fe y de nuestros actos, sean coherentes con lo que creemos.

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