Reflexión del miércoles, 24 de marzo

Verdad

 

 

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Daniel 3, 14-20. 91-92. 95

EN aquellos días, el rey Nabucodonosor dijo:

«¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no teméis a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he erigido? Mirad: si al oír tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, estáis dispuestos a postraros adorando la estatua que he hecho, hacedlo; pero, si no la adoráis, seréis arrojados inmediatamente al horno encendido, y ¿qué dios os librará de mis manos?».

Sidrac, Misac y Abdénago contestaron al rey Nabucodonosor:

«A eso no tenemos por qué responderte. Si nuestro Dios a quien veneramos puede librarnos del horno encendido, nos librará, oh rey, de tus manos. Y aunque no lo hiciera, que te conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adoramos la estatua de oro que has erigido».

Entonces Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Abdénago, y con el rostro desencajado por la rabia, mandó encender el horno siete veces más fuerte que de costumbre, y ordenó a sus soldados más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y los echasen en el horno encendido.

Entonces el rey Nabucodonosor se alarmó, se levantó y preguntó, estupefacto, a sus consejeros:

«¿No eran tres los hombres que atamos y echamos al horno?».

Le respondieron:

«Así es, majestad».

Preguntó:

«Entonces, ¿cómo es que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el fuego sin sufrir daño alguno? Y el cuarto parece un ser divino».

Nabucodonosor, entonces, dijo:

«Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, que envió un ángel a salvar a sus siervos, que, confiando en él, desobedecieron el decreto real y entregaron sus cuerpos antes que venerar y adorar a otros dioses fuera del suyo».

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL

Dan 3, 52a y c. 53a. 54a. 55a. 56a

R./ ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito tu nombre, santo y glorioso. w.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria.
Bendito eres sobre el trono de tu reino. w.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos.
Bendito eres en la bóveda del cielo. w.

 

Versículo antes del Evangelio

Cf. Lc 8, 15.

Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
con un corazón noble y generoso, la guardan
y dan fruto con perseverancia.

EVANGELIO

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 8,31-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:

«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».

Le replicaron:

«Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: «Seréis libres»?».

Jesús les contestó:

«En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre».

Ellos replicaron:

«Nuestro padre es Abrahán».

Jesús les dijo:

«Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre».

Le replicaron:

«Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios».

Jesús les contestó:

«Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió».

Palabra del Señor

REFLEXIÓN

 

En el Evangelio nos dice Jesús que Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres, mientras que quien comete pecado es esclavo.

Dice Benedicto XVI que Jesucristo es la Verdad hecha Persona, que atrae hacia sí al mundo. Él es el camino, la verdad y la vida.

Jesús es la “estrella polar” de la libertad humana: nos hace libres y dirige nuestra libertad hacia el bien, liberándola de la ceguera de nuestro corazón herido por el pecado original.

Pero para ello, nos hemos de mantener en la Palabra y dejar que el Espíritu Santo sea nuestro maestro.

Entonces contemplarás tu vida con los ojos de Dios y podrás vivir en la bendición y en la alabanza, porque el Espíritu sellará en tu corazón que no hay nada ni nadie que pueda separarte del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús (cf. Rom 8).

Este es el impresionante testimonio que hemos contemplado en la primera lectura: Sidrac, Misac y Abdénago han encontrado la Verdad, han encontrado a Dios o, mejor, han sido tocados por el amor de Dios, lo que les llena de confianza y de alegría y, por eso, pueden adorar en espíritu y en verdad al único Dios, y negarse a un postrarse servil ante la estatua que erigido Nabucodonosor, símbolo de la idolatría de todos los tiempos, representadas tantas veces en ideologías y en poderes mundanos que pretenden exigirlo todo del hombre.

Y ante ello, como los jóvenes, cantamos: Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres…, A ti gloria y alabanza por los siglos. No adoréis a nadie más que a Él, Porque sólo Él, nos puede sostener. A Él la gloria por siempre.

Esta es la elección de cada día: ¿a quién quieres servir? ¿Al Señor o a los ídolos? (Cf. Jos 24).

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo!  (cf. Lc 11, 13).

CANTO

 

Jon Carlo: Quiero volver

Acción Familiar

 

A los judíos que habían creído en él, Jesús les dijo: «Si os mantenéis fieles a mi palabra, seréis realmente discípulos míos, entenderéis la verdad y la verdad os hará libres» (Juan 8, 31). El Pecado esclaviza porque nos ata a él. Muchas veces “vendemos” nuestra libertad por el “placer” de pecar. El mal siempre se disfraza de bien…

 

Gesto

  1. Encender una vela.
  2. Comienzo: En el nombre del Padre… (Señal de la Cruz)

 

Gesto en Familia:

¿A qué mal hábito te comprometes a renunciar? Cada miembro de la familia, en un momento de silencio, hace su compromiso personal. Después, todos juntos piden para cada uno obtenga la gracia de cumplirlo con la oración final.

 

Oración final:

 

Señor Jesús,
Tu muerte en la Cruz me ha hecho libre.
Puedo vivir alegre y libremente
sin temor a la muerte.
Tu misericordia no tiene límites.

Señor Dios, ayúdame a recordar que Tú me diste la vida.
Gracias por el regalo de vivir.
Enséñame a caminar más lentamente por la vida,
a estar quieta/o y disfrutar de los placeres creados para mí.
Poder tener presente la belleza que me rodea:
la maravilla de las montañas, la tranquilidad de los lagos,
la fragilidad del pétalo de una flor.
Necesito recordar que todas estas cosas vienen de Tí

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,
Como era en un principio,
Ahora y siempre
por los siglos de los siglos

Amén.

Fuente: www.espaciosagrado.com

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