21 jul

Reflexión jueves 21 de julio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,10-17):

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?»

Él les contestó: «A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: «Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure.» ¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.»

Palabra del Señor

COMENTARIO:

¿Qué es lo que ha pasado? Pues que la comunicación humana depende de muchas más cosas que de las palabras. Qué distinto es cuando hay “sintonía” o concordia entre dos personas que cuando no la hay. En el primer caso, se intuyen muchas cosas y se suele interpretar bien lo que la persona quiere comunicar. En cambio, cuando no hay buen ambiente, es frecuente que las palabras se malinterpreten, reavivando el conflicto.

Algo así nos dice hoy Jesús en el evangelio: “porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos”. Cuando el corazón está lleno de odio, o cerrado a la escucha, ya podemos intentar explicarnos, que lo más normal es que no seamos entendidos; ya podemos intentar aclarar las cosas, que no va a ser fácil. ¿Quién no ha vivido esto alguna vez? ¿Y quién no ha tenido, alguna vez, el corazón endurecido, de forma que no ha llegado a entender lo que otro le quería decir, por muy buena intención que pusiera?

ORACIÓN:

Oh Dios bondadoso: Tú te preocupas por nosotros. Tu Hijo Jesucristo nos contó este gozoso secreto en pequeñas historias maravillosas sobre tu perdón, tu amor y tu paciente misericordia. No permitas que seamos tan volubles e indiferentes que cerremos nuestros ojos y oídos a ellas, sino más bien danos la gracia de ver y oír y comprender con nuestro corazón que estas sencillas historias nos están hablando del verdadero sentido de nuestras vidas. Cuéntanos entre la gente sencilla que entiende lo que nos estás diciendo por medio de Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos.

EN FAMILIA:

¿Qué son las parábolas? Leer y comentar la parábola del buen samaritano, tratando de actualizarla. ¿Quiénes son los maltratados hoy? ¿Quiénes pasan de largo? ¿Quiénes son el buen samaritano?

pastoral

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