5 dic

Reflexión martes 5 de diciembre

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,21-24):

En aquella hora Jesús se lleno de la alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

Palabra del Señor

 
Reflexión
Jesús nos manifiesta hoy el sentido fundamental de la encarnación, para qué se va a hacer hombre. Lleno de alegría da gracias al Padre, porque ha querido revelarse a los sencillos, a los pequeños. Jesús viene a mostrarnos el verdadero rostro de su Padre Dios. El Hijo es el único que conoce verdaderamente al Padre y nos lo puede revelar. Este es un motivo de bienaventuranza y de acción de gracias. Muchos, a lo largo de la historia, han querido ver y oír lo que ellos pueden ver y oír, y no pudieron. Hemos de reconocernos afortunados por poder ver y oír a Jesús, que es la Palabra que Dios nos ha regalado para que podamos conocerlo. Aprovechemos este tiempo de preparación para volver a acoger con sorpresa a Jesús que viene a nuestra vida.
pastoral

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