18 mar

Reflexión lunes 18 de marzo

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,1-11):

EN aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
«Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Palabra del Señor

Reflexión

Nuestra más sincera felicitación para todos los falleros, falleras y valencianos en la fiesta de las fallas, que San José nos proteja y bendiga a todos, Él que es el fiel custodio de los bienes de nuestra salvación.

“El que esté sin pecado que tire la primera piedra” Estas palabras de Jesús suenan como la sentencia final de un juicio. Los escribas y fariseos ¿Querían condenar a la mujer adúltera o también a Jesús? En el relato, subyace la mala intención de estas autoridades judías, se presentan como acusadores, no solo de la mujer sino también de Jesús. El silencio, en este caso, es la sabiduría del Señor, la tensión iría subiendo porque condicionaba el ánimo violento de los acusadores, ya que no tenían más argumentos. Cuando pronuncia su palabra reveladora se retiran, no sabemos si avergonzados o arrepentidos, pero si contrariados. No solamente se trataba de condenar a una persona, una mujer, se quería poner a prueba la autoridad de Jesús frente a la Ley, que, como decía la tradición, procedía de Dios mismo, por lo tanto, el enfrentamiento ya no era entre un grupo, escribas y fariseos, y Jesús, sino de Jesús con Dios mismo. La escena la presenta San Juan en el templo, podemos imaginarnos la tensión del momento, los personajes, fariseos y escribas, una mujer, acusada de adulterio en el suelo, y Jesús, para nada la discreción y la prudencia de parte de estas autoridades de la Ley. Podemos recordar otras palabras del Señor, no está hecho el sábado para el hombre sino el sábado para el hombre, no ha enviado Dios a su Hijo al mundo para condenarlo sino para salvarlo. La persona puede fallar, no cabe la menor duda, pero para salvarla hay que ayudarla, siempre que lo desee, y Jesús que no aprueba la conducta de esta mujer “Yo tampoco de condeno, anda, y en adelante no peques más” salva la dignidad de la persona y trata de recuperarla. Solo con el amor del Padre, manifestado en Jesús, nos reconciliamos con Dios y nos salvamos. En la parábola del hijo pródigo el Padre ve venir al hijo y sale a su encuentro, lo abraza y le prepara una fiesta, porque estaba perdido y lo ha recuperado.

La llegada del Mesías estaba anunciada, Jesús era el Ungido de Dios, pero con rostro humano, su familia y el lugar donde vivía eran conocidos, tan cercano y aparentemente como nosotros, ése, pensaban los judíos, nos tiene que dar lecciones. También para ellos llegó el perdón “Padre perdónales porque no saben lo que hacen.”

No fueron suficientes para escribas y fariseos escuchar las palabras con las que Jesús anunciaba el Reino de Dios, tampoco los hechos prodigiosos que realizó con los enfermos y necesitados. Ellos, como nosotros, necesitamos reconocernos pecadores, saber que no siempre obramos bien y que necesitamos el perdón de Dios para salvarnos. La fe nos pone siempre ante este reto la aceptación de la gracia que nos salva.

-Pidamos para que las fiestas de las fallas sean un encuentro de alegría y fiesta, bajo la protección de San José y la Virgen.

-Pidamos por la paz en el mundo

-Pidamos por el perdón de todos nuestros pecados.

pastoral

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