7 feb

Reflexión lunes 7 de febrero

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 53-56.

 

Después de atravesar el lago, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron allí. Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús, y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que Él estaba. En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban sanos.

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Queridos amigos y amigas:

La vida de Jesús es una continua itinerancia, es un ir de un lugar a otro, y siempre al encuentro de las personas; siempre movido por el deseo de hacer el bien, de curar, de sanar, de liberar al que más lo necesita y más marginado está; esto es lo que nos presenta el Evangelio de hoy.

Jesús está lleno del Espíritu de Dios Padre que ama a todos los hombres y quiere su bien. Jesús se pone al alcance de las personas para hacerse “tocar” por ellas. No puede evitar que la gente lo rodee y le acerque sus enfermos y todas sus necesidades.

Jesús sabe que su vida está entregada a todos los dolientes y excluidos. Y esta actitud también es modelo para cada uno de nosotros, para todos los que nos consideramos sus discípulos.

El mensaje es claro, y se puede resumir en una pregunta, una pregunta para hacernos: ¿creemos que Jesús nos puede sanar?

La fe es una fuerza de vida, da plenitud a nuestra humanidad; y quien cree en Cristo se debe reconocer porque promueve la vida en cada situación, para hacer experimentar a todos, especialmente a los más débiles, el amor de Dios que libera, sana y salva. 

La Voluntad de Dios es que todos los hombres se salven mediante la gracia redentora de Cristo. Por eso, nos llama a ser instrumentos de su gracia, corredentores con Él, apóstoles de su amor y misericordia.

Que nuestra vida cotidiana esté siempre envuelta en ese ambiente redentor en el que Cristo está siempre al centro y que todas nuestras acciones tengan el dulce olor de Cristo salvador.

Lo importante es que sea cual sea la forma en que Jesús actúe en nuestra vida, nosotros debemos acudir a su lado, como las multitudes de Galilea, para pedirle que nos cure y nos salve tal como sanó a aquellos enfermos.

Es decir, que para recibir la salud completa tenemos que reconocer lo necesitados que somos y confiar humildemente en su toque sanador; así el Señor actuará poderosamente en nuestra vida.

Por eso, hermano o hermana, no dudes en acudir al Señor y pedirle sanación para cualquier herida emocional, cualquier experiencia dañina o negativa que hayas tenido, e incluso para cualquier enfermedad o mal que te esté afectando física o emocionalmente hoy. Jesús puede y quiere sanarte completamente.

El Señor nos dice muchas veces que seamos insistentes, que pidamos, busquemos y llamemos a la puerta, porque así recibiremos lo que buscamos.

Debemos entregarnos generosamente a los demás como hizo Jesús.

En este día acércate a Jesús para que Él cure y te sane de eso que te inquieta y te hace caer ¿cómo lo vas a hacer?

¡Feliz día!, disfrutad y dejaos moldear por Dios.

pastoral

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