23 jun

Reflexión martes 2 de julio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,23-27):

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!»
Él les dijo: «¡Cobardes! ¡Qué poca fe!»
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados: «¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!»

Palabra del Señor

Reflexión

La imagen de la barca representa muy bien a la Iglesia o también nuestras propias vidas. En algunos momentos tenemos la impresión de que el temporal es más fuerte y que el riesgo de hundirnos es más que probable. Entonces sorprende que Jesús esté durmiendo en medio de la zozobra. Los discípulos lo despiertan alarmados. Y Jesús actúa, da órdenes a los vientos y al mar para que retorne la calma. A los discípulos les recrimina por su temor, que es manifestación de su falta de fe. No han confiado en que la presencia de Jesús en la barca es suficiente para que nada malo pueda suceder. Ellos se asombran y se preguntan por la identidad de Jesús y por su poder. Esa ha de ser nuestra actitud: del asombro a la interrogación. También nosotros debemos seguir profundizando en el conocimiento de Jesús.

 

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