Reflexión sábado 11 de julio
Lectura del Evangelio. Mateo (19, 27-29)
Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?» Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel
que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna.
Reflexión
¡Ya ves nosotros lo hemos dejado todo!… Estas palabras espontáneas de Pedro sólo ponen de manifiesto una cosa: que todavía no ha entendido nada de la causa de Jesús. Vamos a ver, Pedro, ¿qué has dejado? Una vieja barca, un oficio pobre y humilde, una suegra y poco más. En cambio, ¿qué te ha dado el Señor? Lo que ni Tú podías imaginar. Aun desde un punto de vista humano tu nombre es de los más famosos del mundo. Pero, sobre todo, Jesús te ha dado su amistad, su perdón, la capacidad de rehabilitarte y ser, a pesar de tu triple negación, el mismo que antes. Lo dijiste muy bien un día que estabas más inspirado: Sin Ti, ¿adónde iremos? Todo lo que tienes se lo debes a Él. Y Pedro nos representa a los cristianos que hablamos de lo que damos, de lo que trabajamos, de los inmensos favores que le hacemos a Dios. En realidad, Dios nunca exige nada sin antes dar. Pero hablamos del Reino de Dios sin “haber descubierto el tesoro” y seguimos trabajando por la causa de Dios sin haber descubierto el evangelio como la “perla más preciosa de la vida”. Y seguimos hablando de Jesucristo sin estar de Él enamorados. Y así nos van las cosas…
EL Papa Francisco nos dice…
La gratuidad en seguir a Jesús, es la respuesta a la gratuidad del amor y de la salvación que nos da Jesús. Y cuando se quiere ir sea con Jesús sea con el mundo, sea con la pobreza que con la riqueza, esto es un cristianismo a mitad, que quiere una ganancia material. Es el espíritu del mundo. Esos cristianos hacen eco a las palabras del profeta Elías, cojean con las dos piernas porque no saben lo que quieren… Seguir a Jesús desde el punto de vista humano no es un buen negocio: es servir. Lo ha hecho Él, y si el Señor te da la posibilidad de ser el primero, tú tienes que comportarte como el último, o sea, servir. Y si el Señor te da la posibilidad de tener bienes, tú debes emplearte en servir a los otros. Son tres cosas, tres escalones, los que te alejan de Jesús: las riquezas, la vanidad y el orgullo. Por esto son tan peligrosas las riquezas, porque te llevan en seguida a la vanidad y te crees importante. Y cuando uno se cree importante pierde la cabeza y se pierde. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2015 en Santa Marta).