15 mar

Reflexión viernes 15 de marzo

Del evangelio según san Juan 7,1-2. 10. 25-30

En aquel tiempo, recorría Jesús Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Una vez que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas. Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: «¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene». Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó: «A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de Él y Él me ha enviado». Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

Palabra del Señor

Reflexión

«[…] el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de Él y Él me ha enviado».

Nadie ha hablado así.

Ningún profeta, ningún sabio de la antigüedad, ningún místico.

Nadie, en su sano juicio, ha dicho de sí mismo que procede directamente de Dios. “Procede” en sentido estricto, que es como habla Cristo. No está hablando simbólicamente. Si no, no pensarían en matarlo. Quieren matarlo porque entienden que está hablando “en serio”, porque se está igualando a Dios. Eso lo hace un loco, o un demonio… o Dios mismo. No hay más opciones.

Pero Cristo no estaba loco ni endemoniado. Nada de lo que hizo o dijo da pie para pensar eso.

Él es Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero.

Él es que ha venido. Nos ha hablado. Ha muerto por nosotros, por nuestra Redención. Ha resucitado.

Ahora nos corresponde a nosotros situarnos ante Él. O aceptándolo como Dios y Señor. O rechazándolo. No hay otra alternativa. No cabe la indiferencia.

pastoral

pastoral

Leave a Comment