Acompañar centrados en la persona
«Acompañar centrados en la persona», por José Carlos Bermejo, co-director del Máster en Relación de Ayuda y Counselling
Algunos dicen ya que es solo una moda esto de hablar de atención centrada en la persona. Otros aún dicen que está por descubrir lo que significa articular un servicio de salud o de cuidados centrado en la persona.
La expresión fácilmente encuentra significados polisémicos. Piénsese en las prótesis hechas a la medida de la persona, que hablan más bien de una tecnología desarrollada al punto de poder responder a la especificidad biológica de cada individuo.
Pero también es una expresión fácil que sirve para “vestir” cualquier programa y venderlo como humanizado porque personalizado. Basta decirlo en la descripción para pensar que ya lo es.
No falta quien, interpelado superficialmente por el significado de este modelo, se defiende diciendo que eso es lo que se ha hecho siempre y que sus implicaciones ya están contempladas en el modo como se atiende en el centro o servicio del que se trate.
El empeño por promover la atención centrada en la persona surge al darnos cuenta de que hay que redefinir algunas políticas sociales y modelos de atención a los mayores, a las personas en situación de discapacidad, frágiles, enfermas… La conciencia de la responsabilidad de los individuos en los procesos de enfermar, ser cuidados y participar en las dinámicas de cuidados y recuperación, así como final de vida, genera un movimiento que reclama la importancia del respeto de la autonomía de las personas.
Cada persona aspira a realizar su proyecto vital conforme a sus valores y su biografía. A veces, quienes presentan este modelo, o quienes lo escuchan y lo evocan, corren el peligro de evocar las meras preferencias en torno a las decisiones pequeñas de cada día, pudiéndose casi ridiculizar lo que realmente significa centrarse en la persona. Al menos, la posibilidad de poder elegir cuando uno es cuidado, no debe pensarse como el despliegue de los superficiales caprichos que puede legítimamente tener un individuo. Son más bien los valores, los referentes biográficos, las claves de sentido las que orientan a una persona. Estas se construyen en la relación y no son meramente instantáneas, sino que se hacen a fuego lento en la intersubjetividad y corresponsabilidad.
Somos, más que nada, interdependientes. La autonomía de las personas lo es en función de las demás personas con las que interaccionamos. Es una autonomía que evoca la relacionalidad y la responsabilidad, el sentido y la dimensión ética y espiritual.
En el Centro de Humanización de la Salud, de los religiosos camilos, al acompañar a personas en situación de dependencia y final de vida y al trabajar por una cultura de humanización, queremos vincular la gran aportación de quienes promueven y lideran el modelo integral de atención centrada en la persona, con el mundo del acompañamiento y el counselling, de corte humanista, que está en el origen de esta tendencia a reconocer el protagonismo del ayudado en las relaciones de ayuda.
Pero lo queremos hacer de manera reflexiva, desgranando implicaciones de lo que significa centrarse en la persona y promover la autonomía. De ahí nace el libro “Humanizar el cuidado. Atención centrada en la persona”. Quieren ser una aportación sencilla, humilde, al momento actual de la reflexión sobre los cuidados, con tanto poder humanizador como esta tiene. Una sociedad articulada en torno a los cuidados, sería una sociedad más humana, más amable, más justa, menos competitiva e individualista. Una sociedad que piensa ayudar a cada uno según su identidad y que reconoce la legítima rareza de cada quien, no será una sociedad líquida, o peor aún, gaseosa, sino apoyada en nobles valores de personalización y de relación humanizadora, de sensibilidad ante las diferentes biografías que nos cruzamos en los caminos de la vida.
La relación de ayuda y el counselling son modos de acompañar a las personas que experimentan malestar o a las que se quiere ayudar en su desarrollo personal, que están en el corazón de lo significa “centrarse en la persona”. Humanizar pasa por educar a usar correctamente la palabra. La formación en counselling y relación de ayuda, puede contribuir a recorrer este camino complementario al de aprender a escuchar. Palabra y escucha nos hacen… centrarnos en la persona.
Autor del artículo: José Carlos Bermejo
Experto en humanización de la salud, en duelo y bioética, director máster en counselling,
posgrado en duelo, en humanización, en gestión y en pastoral de la salud.
Director del Centro de Humanización de la salud y Centro Asistencial San Camilo de Tres Cantos, Madrid, España. Profesor de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, Católica de Portugal y Católica de Valencia y del 1994 al 2019 del Camillianum de Roma, autor de numerosos libros y artículos en español, portugués e italiano.