En el siglo X los condados que luego se llamaron catalanes se llamaban Spania y los francos se referían a ellos y sus gentes como Spanitas (Hispanidad en latín). 

El grupo de investigación de ​Mitos fundacionales como generadores de identidades territoriales​ que dirige el Dr. ​Francisco Cardells​ desde la Universidad Católica de Valencia ha sorprendido a la comunidad científica con nuevos datos sobre la mitificación de nuestros territorios.
El Catedrático ad honorem del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ​José Andrés-Gallego​, miembro destacado del grupo, advierte que, en los ​Cartularios de los Reyes Francos ​del siglo X, llaman éstos “Spania vel Gothia” a los territorios correspondientes a los condados de la vertiente suroriental de los Pirineos (la actual Catalunya) y, a sus habitantes, “Spani” y, al conjunto, con menos frecuencia, “Spanitas” (que habría que traducir al castellano como “Hispanidad”).
Esta última expresión, por tanto, tampoco fue invención de principios del siglo XX, ni de Unamuno, ni de Vizcarra, ni de Maeztu. Era la forma de denominar al conjunto de hombres y tierras peninsulares que obedecían a los reyes francos.
Esto rompe la tradicional afirmación que habla de Marca Hispánica o incluso la dominante de la historiografía romántica que etiqueta a todos los condados de la zona como “Catalunya”, un término posterior en el tiempo.
Andrés-Gallego comenta que, hacia 985, fueron el conde de Barcelona y algunos otros condes del entorno quienes dieron la callada por respuesta a las demandas del rey de los francos para que continuasen reconociéndolo como su soberano. Otros condes de la misma zona, por el contrario, continuaron reconociendo su autoridad.
Como lo hicieron D’Abadal, Martí Bonet y otros eminentes historiadores, ha vuelto sobre el fundador del primer monasterio que hubo en Montserrat, llamado ​Cesáreo de Yspania,​ y sobre el intento que se le atribuye de restaurar en sí mismo la condición de arzobispo de Tarragona, en un concilio de obispos del noroeste de la península que se pudo reunir en 959 según Fita. El documento principal parece ser una falsificación; pero no está tan claro que lo sea el intento de restauración y que, por tanto, sea Tarragona realmente la sede primada de España. En este sentido, el libro de ​Francisco Cardells​ sobre ​7 topicos y una reflexión sobre España y sus mitos editado en 2017 insiste en la idea que fueron los monjes de Ripoll del siglo XII con su obra ​Gesta comitum barchinonensium los que legitimaron y redimensionaron el papel del condado de Barcelona en la posterior historia de esos condados alimentando el mito de Wifredo el Velloso.
Paradójicamente, Andrés-Gallego ha trabajado sobre esos cartularios para explicar lo sucedido al otro extremo del Pirineo, concretamente el hallazgo de una moneda de Carlos III el Simple, rey de los francos que lo fue entre 898 y 926.