ABORDAJE NO FARMACOLÓGICO DEL DOLOR EN EL NIÑO

Ferrer-Albero, C.

Los profesionales de enfermería seguimos enfrentándonos diariamente a la experiencia subjetiva del dolor en los niños que cuidamos. Si bien se están diseñando y validando numerosas herramientas para medir y monitorizar el dolor, y de sobra conocida por todos es la “Escalera analgésica” de la OMS, parece que nos cuesta utilizar las pautas no farmacológicas de demostrada eficacia.

Y es que, cuando nos enfrentamos al cuidado de un niño con “dolor agudo” o “dolor crónico” tenemos un amplio número de intervenciones NIC y actividades para su abordaje.

En primer lugar debemos conocer y manejar correctamente el dolor (1400 Manejo del dolor) y realizar una valoración exhaustiva que incluya la localización, características, duración, frecuencia, intensidad y factores desencadenantes. Cuando el niño es muy pequeño y no sabe describir todo esto, debemos observar las claves no verbales de molestias y cómo impacta la experiencia dolorosa en su calidad de vida (sueño, apetito, actividad, humor).

Si somos capaces de mejorar su descanso (1850 Mejorar el sueño), su experiencia subjetiva de dolor será menor. Para favorecer el sueño, debemos conseguir un ambiente con poca luz, con el menor ruido posible y a una temperatura adecuada. Si el niño está más seguro con algún muñeco o peluche personal, debería acompañarlo.

Otra de las intervenciones importantes que influye de forma directa sobre la experiencia dolorosa, es el control de la ansiedad (5820 Disminución de la ansiedad). Para ello debemos animar a la manifestación de sentimientos y miedos del niño si es posible y permanecer a su lado o favorecer la compañía de sus padres para promover la seguridad y reducir el miedo. Debemos prestar atención y utilizar los cinco sentidos a todo lo que nos dice el niño. Me refiero a la tan preciada hoy en día, escucha activa (4920 Escucha activa). Sin interrupciones, sin hablar de uno mismo, observando, asintiendo, sin terminar la conversación de manera prematura y aclarando el mensaje mediante el uso de preguntas y retroalimentación.

Por otro lado debemos enfocar de forma intencionada su atención en otro sitio para alejar al niño de la sensación dolorosa (5900 Distracción). Para ello podemos utilizar música, contar números, ver la televisión, leer un cuento… La técnica empleada será coherente con el nivel de energía y capacidad del niño y, siempre que sea posible, la deseada por él.

En técnicas dolorosas como punciones, la distracción se puede conseguir mediante dispositivos de estimulación cutánea vibratoria como el dispositivo Buzzy® que combina dos sensaciones neutrales (frío y vibración) y produce una desensibilización de las terminaciones nerviosas cutáneas.

Las intervenciones no farmacológicas tienen buena aceptación por parte de los niños y sus cuidadores, pues consideran la experiencia positiva porque aporta confort y bienestar, aumenta el sentido de control y de participación activa en la enfermedad y mejora la predisposición al tratamiento.

dolor al niño

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