Mi experiencia como Erasmus + ha sido una de las experiencias que más me ha hecho crecer como persona.

Acostumbrada a vivir en un entorno de confort con mi familia y cerca de mis amigos donde todo es de muy fácil alcance, decidí unirme al proyecto Erasmus para hacer mis prácticas de enfermería en los diferentes hospitales de Polonia, en concreto en la ciudad de Bielsko-Biala.

Los primeros días fueron bastante duros debido a que pasas de tener la vida solucionada a tener que solucionartela tú, en un sitio que no conoces, una lengua que no entiendes y rodeada de personas de distintas culturas y países que van igual o más perdidos que tú.

Una vez estas adapatado todo va sobre ruedas, compartir experiencias y tradiciones con personas tan diferentes a ti enriquece muchísimo, creces y te das cuenta, los días pasan y ves que tu mentalidad no es la misma que cuando llegaste, que no reaccionas igual ante determinados problemas a los que ya te habías enfrentado antes.

Y bueno, aunque cualquier excusa es buena para salir un rato a tomar algo, a cenar o a seguir compartiendo con tus compañeros de residencia, me gustaría romper algunos mitos; un Erasmus + no es pasarse el día de fiesta, aunque la fiesta existe y en algunos casos abunda, también está la parte de trabajo, esfuerzo y compromiso.

En realidad hay muchas formas de vivir un Erasmus + y os aseguro que no existen dos Erasmus + iguales aunque vengan del mismo sitio y acaben juntos en su nueva destinación. Con esto me refiero a que, cada uno decide vivir la experiencia de una forma y la verdad es que es lo mejor que se puede hacer porque cada uno viene con sus gustos y sus ideales de casa.

El problema viene aquí, se acaba tu estancia y te toca despedirte de tus compañeros que se han convertido en familia, de la residencia que acabó siendo tu casa y de tu vida como persona independiente que como ya no vive en casa ya no da explicaciones, ni de si cena o no en casa, de si duermes a deshora, apenas duermes o si no apareces en toda la noche.

Es muy duro despedirte de alguien que sabes que no vas a volver a ver porque aunque esto de internet nos tiene muy conectados, no deja de ser una relación virtual que poco a poco muere.

Finalmente, animo a todo el mundo que tenga la oportunidad de vivir esta experiencia a que se atreva a hacerlo, al principio es duro pero merece la pena. Y a los que pasais de vivir en el nido a ser independientes, como hice yo… os deseo suerte en la vuelta a casa.

Janese Garden, Wroclaw, Poland. Àngels Linares i Escòrcia, alumna de la UCV.