La experiencia que le cambió la vida a Jennifer durante sus prácticas Mundus en Colombia
Decidir venir a Colombia a realizar mis prácticas ha sido, sin duda, una de las decisiones más valientes y enriquecedoras de mi vida. No voy a mentir: no ha sido fácil. Estar lejos de casa, de tu gente, de lo que conoces… te pone a prueba. Pero también te transforma. Esta experiencia ha sido un regalo inesperado, de esos que llegan para sacudirte por dentro y ayudarte a crecer.
Desde el primer día supe que Colombia no era solo un destino: era una oportunidad. Una oportunidad de ver la enfermería desde otra perspectiva, con otras necesidades, otros ritmos y otras prioridades. El hospital me recibió con los brazos abiertos, y enseguida comprendí que aquí la vocación no se dice, se vive. He aprendido de profesionales increíbles que, con pocos recursos, hacen mucho, que trabajan con el corazón por delante y que me han enseñado más de lo que cualquier manual podría explicar.
Colombia me ha sorprendido en cada rincón: en la calidez de su gente, en la música que siempre suena de fondo, en las sonrisas de los pacientes y en los paisajes que te dejan sin aliento. Y también me he sorprendido a mí misma: enfrentando miedos, superando barreras, adaptándome y creciendo.
El alojamiento, sencillo pero lleno de vida; las actividades con compañeros de otros países; las escapadas de fin de semana para descubrir pueblos, montañas y playas… Todo forma parte de esta experiencia que guardaré para siempre. He aprendido no solo a ser mejor enfermera, sino también a ser más humana, más consciente y más agradecida.
Colombia me ha enseñado que vale la pena salir de la zona de confort, que hay belleza en lo desconocido y que, cuando uno pone el corazón en lo que hace, no hay frontera que lo limite.
A quien se lo esté planteando, solo le puedo decir: hazlo. No será fácil, pero merecerá la pena. Porque las mejores cosas de la vida no llegan cuando todo es perfecto, sino cuando te atreves a vivirlas.















