TEA tras el mes de abril

El 2 de abril es el día mundial del autismo. Con este motivo, a lo largo de todo el mes se han ido organizando y celebrando diferentes actos para concienciar a la sociedad de las dificultades a las que se enfrentan estas personas y sus familias: se han iluminado de azul edificios emblemáticos de distintas ciudades, personajes populares han ofrecido su imagen para apoyar la causa, se han organizado jornadas divulgativas e informativas, presentaciones de libros, manifiestos, etc. Pero ahora, el mes de abril ya ha terminado y las luces se han apagado, cada uno ha regresado a sus quehaceres, los libros van siendo reemplazados en las estanterías por las novedades del mes de mayo… Y las personas con TEA siguen teniendo sus dificultades, a las que se tienen que enfrentar, junto con sus familias, a diario.

Por suerte no están solos. Por suerte existen personas que mantienen su compromiso más allá de un mes. Todos ellos forman, junto a las familias de personas con TEA, la red de apoyo que ha conseguido que hayamos avanzado tanto en los últimos años (no hay más que echar la vista atrás y pensar cómo eran diagnosticadas y tratadas estas personas hace 50 años). Pero no está todo hecho, todavía falta mucho camino por recorrer y sería necesario el compromiso real de toda la sociedad. Sabemos que estos actos puntuales dan visibilidad y eso es bueno, y no parece que haya discusión con respecto a que, lo que de verdad funciona, es la formación e información. Pero esto, ¿en qué se traduce? ¿Cómo puedo yo, logopeda, influir en la educación? Hablamos de inclusión pero, ¿es ese el término correcto? Da la sensación de que la sociedad es de los que nos definimos como normotípicos y queremos “ayudar” a las personas con discapacidad a encajar en esta sociedad diseñada por y para nosotros. En su lugar, ¿no debería ser la sociedad la que se adaptara y encajara en la diversidad? En este sentido, de lo que deberíamos estar hablando no es de inclusión, sino de derechos: el derecho de TODOS a la educación, al trabajo, a la cultura, a la sanidad, etc.

No es la intención de este post decir a nadie qué tiene que hacer, sino abrir una puerta a la reflexión y no dejar espacio para el olvido. Pensemos en espacios accesibles para todos y, siendo la comunicación una de las principales dificultades de las personas con TEA, seguro que los logopedas tenemos mucho que aportar.

 

Para más información, visita la página de Autismo España.

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