16 feb

Reflexión jueves 16 de febrero

Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,27-33):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:

«¿Quién dice la gente que soy yo?».

Ellos le contestaron:

«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».

Él les preguntó:

«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».

Tomando la palabra Pedro le dijo:

«Tú eres el Mesías».

Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.

Y empezó a instruirlos:

«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:

«Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

PALABRA DEL SEÑOR.

COMENTARIO:

Jesús clarifica a Pedro, y al resto de los discípulos, que su mesianismo es diferente al que esperaban. El mesianismo de Jesús estará marcado por el sufrimiento hasta la muerte en cruz. Esta idea de mesianismo que plantea se sale de la lógica de aquel momento histórico. Esa claridad sobre el camino del dolor como vía de redención ofusca los ojos de Pedro el entusiasta, quien, como si se tratara de un acto de caridad, reprende a Jesús a solas. Jesús corrige en público a Pedro seguramente porque entendía que, aunque Pedro hubiera tomado la iniciativa, sus ideas no eran sólo suyas sino que las compartían un poco todos.

Jesús hoy, lanza la misma pregunta a cada uno de los bautizados. Nosotros que nos hacemos llamar los “nuevos discípulos” de Jesús estamos invitados a responder con nuestra propia vida, con nuestra forma de actuar, con nuestra manera de intervenir en el mundo, a la pregunta ¿Quién es Jesús para nosotros?  Sólo cuando seamos libres de las ideas extrañas de Dios que tenemos en nuestra cabeza y aceptemos con corazón sincero el Dios que nos revelo Jesús, podremos decir que somos verdaderos seguidores de Jesús de Nazaret y pro seguidores de su causa hasta la muerte.

ORACIÓN:

Señor Dios nuestro:

Con frecuencia nos resulta difícil aceptar

la dificultad y el sufrimiento

que salen a nuestro encuentro

causados por otros o a causa de otros.

Nos quejamos,

y sentimos sacudida nuestra confianza.

Ayúdanos a aceptar el sufrimiento

como parte de nuestra vida

y como una forma de crecimiento

y, si no entendemos su misterio,

ayúdanos al menos a soportarlo en beneficio de los otros,

como hizo Jesús, tu Hijo,

que vive contigo y con el Espíritu Santo,

un solo Dios por los siglos de los siglos.

EN FAMILIA:

Explicar a los niños quién es el Papa Francisco, de dónde viene, qué tiene que ver con el apóstol Pedro. Y rezar un Padrenuestro por él.

pastoral

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