4 mar

Reflexión lunes 4 de marzo

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,24-30):

HABIENDO llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naámán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Palabra del Señor

Reflexión

Jesús está en la sinagoga de Nazaret acaba de leer el texto del profeta Isaías: “El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres…la liberación a los cautivos y dar vista a los ciegos, y a liberar a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor.” Al terminar la lectura añadió: “Hoy se ha cumplido el pasaje de la Escritura que acabáis de escuchar” Sus paisanos no acogieron favorablemente estas palabras del Señor, que tampoco se extrañó, por eso les dijo que “ningún profeta es acogido en su tierra” recordándoles el episodio de la viuda de Sarepta y la curación de Naamán el sirio, lo que les puso muy furiosos, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron a un precipicio con la intención de despeñarlo. El evangelio no esconde episodios que resultan contrarios a la predicación y actuación del Señor, son como una advertencia de que la fe tiene momentos difíciles y que nosotros los podemos experimentar. Hoy reconocemos que para muchas personas la Iglesia y sus miembros son irrelevantes, no digamos para aquellas personas con una carga ideológica determinada, estos pretenden marginar la orientación cristiana de la vida en la sociedad, la familia y en la educación de los niños y jóvenes. No olvidemos también que los que estaban escuchando a Jesús eran creyentes, no les gustó que oyeron y por eso actuaron de esta forma.

Siempre tenemos que revisar nuestras actuaciones dentro de la Iglesia y en la sociedad, mantener la verdad de nuestra fe sin excluir a nadie y procurando despertar el deseo de conocer y vivir la fe cristiana. El testimonio es necesario de palabra y de obra. La cuaresma es un tiempo favorable para pedir la gracia de la conversión, la oración, el ayuno, la limosna son caminos para encontrarse con él Señor. Para ser buenos necesitamos su ayuda, nuestra vida tiene que estar iluminada por las palabras y la persona de Jesús, así evitaremos imponernos con nuestras propias ideas y maneras de comportarse. En la espiritualidad cristiana tenemos un ejercicio, el examen de conciencia en la presencia del Señor, que nos puede ayudar muchísimo a purificar nuestros pensamientos y actuaciones. La cuaresma nos invita a reconocer de nuestras faltas y a pedir el perdón en el sacramento de la penitencia, un estilo de vida que nos acerca al Señor y fortalece nuestra confianza en Él. Nuestra fragilidad y pequeñez necesitan de esta fe y esperanza, valores que llenan el vacío que tantas veces experimentamos en nuestra vida diaria.

Estos días, con motivo de la tragedia del incendio en Valencia, hemos visto actuaciones llenas de entrega y generosidad, bomberos, policías, vecinos, autoridades… ojalá aprendiéramos a vivir cada día con esa atención a las personas, en la familia, en el trabajo, que no sea únicamente cuando la catástrofe aparece en nuestras vidas.

-Te pedimos Señor la gracia de la conversión en esta cuaresma.

-Te pedimos Señor por la paz en el mundo entero.

-Te pedimos Señor por la salud de todos los enfermos.

-Te pedimos por las vocaciones al sacerdocio.

pastoral

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