«PROCESO DE RESOCIALIZACIÓN TRAS UN TRATAMIENTO DE ADICCIONES» por Lucía Calvo

Proceso de resocialización tras un tratamiento de adicciones

Cuando una persona hace un tratamiento de desintoxicación y/o deshabituación de adicciones, siempre se defiende la importancia de abandonar el entorno tóxico, así como de las personas tóxicas que se encuentran en él.

A pesar de poder realizar un tratamiento que se considere exitoso, si la persona se mantiene en dicho entorno, este se transformará en una zona de confort tóxica. Esta es una zona de riesgo, ya que en este entorno se crea una falsa sensación de control en la que se activan y normalizan mecanismos de consumo, empezando por justificar el consumo de su entorno, y siguiendo hasta poder terminar en la interrupción de la abstinencia.

La resocialización es una de las mayores preocupaciones de las personas usuarias a la hora de recibir un alta alConsumo problemático de sustancias – Juego Verdadero o Falso y ¿Por qué? realizar un tratamiento de adicciones, ya que la persona que sufre el trastorno adictivo se da cuenta de que la mayor parte de personas a su alrededor resultan ser tóxicas, ya que aquellas personas con las que consumían suelen pertenecer a los círculos más cercanos, como pueden ser amistades, y personas vecinas o compañeras de trabajo. En estos momentos las personas en deshabituación sufren una crisis vital al darse cuenta de lo vacío que se queda su entorno al suprimir los contactos con personas tóxicas, lo cual se traduce en sensación de soledad y abandono, así como de frustración y preocupación a quedarse así para siempre, viendo muy difícil el volver a crear nuevos círculos sanos.

Esto nos presenta una situación que nos deja entre la espada y la pared, ya que, como sabemos, las personas somos seres sociales que vivimos en comunidad, y no consideramos que el aislamiento sea ni algo sano, ni la solución a esta situación.

Desde la perspectiva de tratamiento, se plantean diferentes opciones, como el retomar rutinas abandonadas hace ya mucho tiempo o establecer nuevas rutinas que nunca han existido y que implican el disfrute del ocio y del tiempo libre de forma saludable, como pueden ser las comidas familiares, los días en la playa, el deporte, o los paseos por un parque.

En este punto, la ansiedad y el miedo a la soledad cobran protagonismo en las vidas de estas personas, haciendo esta resocialización todavía más difícil de lo que ya puede ser por sí misma, y es por ello que es entonces cuando la familia se transforma en el principal agente socializador, algo para lo que muchas veces las personas familiares no están preparadas, ya sea por la falta de confianza en las personas que hayan hecho el tratamiento de adicciones, o porque simplemente no saben cómo hacerlo.

Para comprender del todo el proceso de resocialización, debemos entenderlo como dos procesos diferentes que se desarrollan simultáneamente de forma paralela: por una parte, el proceso que realizan las personas con trastornos aditivos, y por otra parte, el proceso que realizan las familias durante estos momentos.

Es importante recordar que cuando las personas están en consumo activo suele producirse un distanciamiento de las familias, ya sea por ausencias para realizar los consumos, conflictos, medidas judiciales… o por un alejamiento por parte de las familias porque la persona que consume no se está comportando de forma adecuada (burnout de los familiares más cercanos, situaciones desbordantes, etc.). En ocasiones, las situaciones son tan extremas que las familias se ven obligadas a tomar medidas desesperadas para poder protegerse a sí mismas, por lo que recuperar la relación muchas veces no es fácil, ya que ante una pérdida de confianza hay mucho que demostrar y trabajar en un largo recorrido que requiere mucho compromiso. En este proceso siempre se recomienda que las familias trabajen en red con los terapeutas, tanto por el bienestar de las personas usuarias, como por el suyo mismo, para así poder conseguir un bienestar conjunto.

Esta suele ser la perspectiva de las familias, quienes suelen actuar como aliados en este proceso de resocialización, pero también debemos tener en cuenta la otra cara de la moneda, y entender la perspectiva de las personas con trastornos adictivos, a las que también les cuesta entender los diferentes papeles que puede tener la familia como agente socializador en sus vidas, ya que las adicciones han alterado el trascurso natural de las diferentes fases. Cronológicamente, las diferentes socializaciones en la vida de las personas se pueden dividir en tres fases:

• En una primera fase, desde el nacimiento hasta la adolescencia, la familia es el principal agente socializador, ya que es un momento en el que las personas somos dependientes y vulnerables, por lo que nuestras personas de referencia son nuestros “verticales” (padres y madres principalmente)

• En una segunda fase, con la llegada de la adolescencia, nuestras personas de referencia ya no son nuestros “verticales”, sino nuestros “horizontales”, y a pesar de ser un momento de gran vulnerabilidad, es cuando más independientes creemos ser

• La tercera y última fase puede considerarse la madurez, donde la persona ya goza de autonomía e independencia, momento en el que cada persona adquiere la capacidad de poder identificar y analizar la situación tanto familiar como social de cada una de las socializaciones vividas.

Podemos decir que las adicciones alteran el orden cronológico de estas fases, ya que, en el momento de estar en una tercera fase, las adicciones arrastran a las personas a una primera fase, lo que desencadena la crisis vital de la que hablábamos previamente: ya que las personas con trastornos adictivos ya han sido autónomos e independientes, y de nuevo son y se sienten vulnerables y dependientes de sus “verticales”.

En conclusión, el trabajo en equipo familia-usuario-terapeutas es imprescindible para afrontar esta resocialización de forma adecuada, ya que a la hora de enfrentarse a estas situaciones hay que tenTerapia de psicólogo familiar: ¿Cómo funciona? ¿En qué casos sirve?er las ideas muy claras y trabajar todos en la misma dirección.

Las personas en deshabituación deben apoyarse en sus familiares y pedirles ayuda siempre que lo necesiten, alejándose de personas tóxicas, recurriendo ambas partes siempre a los terapeutas de referencia para adquirir las herramientas necesarias para adaptarse a esa nueva vida.


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Lucía Calvo. 

Terapeuta Ocupacional y Máster en Adicciones Directora Coordinadora de CEDA (Centro Especializado en Deshabituación de adicciones)

 

 

Postgrados de Psicología, Terapia Ocupacional y Logopedia

UCV

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