Experiencia OUT – Jessica López
Jessica López, estudiante de Enfermería en la UCV, ha realizado su movilidad Erasmus+ en la Universidad de Bologna, a continuación nos cuenta su experiencia:
“La experiencia de movilidad Erasmus ha sido todo un descubrimiento a mi favor. He podido residir tres meses en Rímini, una ciudad cerca de Bolonia (Italia) donde he tenido la oportunidad de vivir una experiencia única y de la cual siempre estaré agradecida. Tengo que confesar que en un principio, cuando los docentes de la universidad comienzan a comentar a grandes rasgos la posibilidad de realizar una movilidad, yo era reacia, en mi cabeza quedaba completamente rechazada la idea de irme, pero no encontraba un porqué exacto, tal vez por miedo al cambio, por no querer salir de la zona de confort o por pensar que mis responsabilidades fuera iban a aumentar. Gracias a una amiga de clase, quien se encargó de convencerme y motivarme para apuntarme a la movilidad y estar en la lista para la asignación de destino, puedo a dia de hoy escribir cómo ha sido esta parte de mi vida y agradecerle que hubiera hecho ese esfuerzo, porque siempre le agradeceré ese empujón tan necesario para vivir la experiencia que no solamente abre la mente, sino que también, de un modo u otro, el corazón.
He realizado el periodo de prácticas Erasmus en el servicio de medicina interna, en el hospital “Infermi” de la ciudad de Rímini. La medicina es un servicio muy completo y muy complejo y cuando mi coordinador me dijo que mi pasantía iba a ser en este servicio al principio tenía miedo, pero con persistencia y experiencia diaria todo fluyó de una manera increíble. Me fui adaptando a las rondas del servicio, la ronda de medicación, signos vitales, curas, registros de enfermería… hasta que se convirtió en una rutina para mí y pude desarrollar una completa autonomía en mis actividades. En este servicio he hecho lo que aquí se conoce en Italia como “la ronda de la continuidad”, que consiste en ir de lunes a sábado inclusive de 7.00 a 14.00 horas, todos los turnos de mañana. Parece algo agotador y no lo niego, pero es reconfortante, porque tienes la oportunidad de conocer a tus pacientes y llevar un registro y su evolución a la perfección.
Así a grandes rasgos cuento cómo era mi rutina hospitalaria en el servicio. Primero, comenzamos con el cambio de turno, cuando las enfermeras del turno de noche compartían la información importante y relevante sobre cada uno de los pacientes. A continuación se realizaban las analíticas que habían pautadas, así como las pruebas diarias de glucosa en sangre. Cuando se terminaba esta primera tarea del del día procedíamos a tomar los parámetros vitales (presión arterial, saturación de oxígeno, temperatura y frecuencia cardiaca) y repartíamos la medicación a las 8.00h en base a los datos obtenidos con los signos vitales. En cuanto terminábamos, completábamos la información en el ordenador sobre cada uno de los pacientes, en un sistema informático del hospital dónde había un registro de enfermería para poder dejar constancia de la continuidad de los cuidados realizados. De esta manera nuestros compañeros de enfermería y médicos podían ver nuestra evaluación y los acontecimientos y notas importantes que escribíamos.
Durante esta hora de registros, mientras las enfermeras registraban toda la información (que de vez en cuando, si el tiempo lo permitía, lo realizábamos nosotros mismos) se hacían pruebas como un electrocardiograma, una gasometría arterial, retirar un catéter vesical o buscar un venoso.
Posteriormente se realizaba la visita médica. En este servicio había internos doctores en medicina y también especialistas en gastroenterología, por lo que tuvimos que compartir la información con quien convenía y quien hacía el seguimiento de cada paciente. Esta visita consistía en valorar cómo evolucionaba el paciente, si era necesario realizar alguna prueba adicional, un cambio en la medicación o cualquier cambio relevante acerca de su salud. Después de la visita médica, llegaba la medicación de las 12.00 horas, cuando también aprovechábamos para hacer la glucemia antes de comer y conversar un poco con ellos, que en la distancia y fuera de casa este pequeño ratito se agradecía, sin duda.
Una vez que terminábamos, se realizaba el cambio de turno y ya podíamos tomarnos el descanso hasta el día siguiente. ¿Qué he aprendido en Erasmus? Una gran cantidad de técnicas de enfermería, procedimientos y pautas, pero no se detiene aquí, la experiencia lo abarca todo. Los Erasmus son personas, es adaptación, afrontamiento, son cambios, amigos, miedos, alegrías, sorpresas y una montaña rusa de emociones. Pero sobre todo es oportunidad, oportunidad de conocerte a ti mismo, de viajar y compartir culturas, de conocer gente y abrir la mente, de aprender de ti y de tu entorno, es la oportunidad del cambio, del crecimiento personal y la oportunidad de disfrutar de todo lo que te rodea.”
¡Gracias por compartir tu experiencia con nosotros Jessica!