Aunque nació en Jerez de la Frontera hace 34 años, Inés Arrimadas la nueva y flamante líder de la oposición por Ciudadanos, se siente catalana de corazón y de adopción. Sin duda es una de las mujeres del momento, mediáticamente hablando, tras los últimos comicios en Cataluña del pasado 27 de septiembre.

La gaditana es licenciada en Derecho y en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad Pablo Olavide de Sevilla y ha ejercido como consultora en el sector privado, pues esto de la política le ha venido sobrevenido a sus planes vitales. De hecho, fue pura casualidad su comienzo en política. Ella misma cuenta que todo comenzó una tarde de 2010 cuando acompañó a una amiga a un acto de Ciudadanos y fue progresivamente adquiriendo un mayor compromiso con las ideas y el discurso de partido de Albert Rivera.

Pero Inés Arrimadas tiene algo más que el fondo, tiene la forma de lo que hoy en día parece que demanda la sociedad en los políticos. Domina el francés, el inglés y un perfecto catalán, pero no es la única política en saber tres idiomas, pero sí es una de las políticas que mejor ha sabido vender sus “virtudes”, ya que consiguieron 412.586 electores en las pasadas elecciones autonómicas catalanas.

Cada vez más, la belleza en política se traduce en escaños porque, aunque no lo queramos reconocer el físico es un factor clave, aunque no lo es todo, no es decisivo y sería un craso error basar toda la estrategia política en el atractivo del candidato. Según un estudio realizado por el profesor Niclas Berggren del Rearcha Institute os Industrial Economics and Department os Institutional Economics de la Universidad de economía de Praga llegaron a la conclusión de que la belleza puede aumentar hasta un 20% el porcentaje de votos si solo se tuviera en cuenta el físico.

Lo que está claro es que en la política profesional la persona tiene y debe de estar muy por encima del personaje. De nada serviría tener al candidato más guapo del mundo si su proyecto careciese de consistencia y coherencia. Queda patente que debemos olvidarnos del falso error que al parecer estamos abocados a cometer y es que la política no es un concurso de belleza ni de simpatía.

La captación de votos depende (entendido desde el punto de vista de las características del candidato) del proyecto político que defienda, de los temas políticos del momento, de su capacidad de resolver problemas y aportar soluciones que ayuden a mejorar la vida de los ciudadanos, de su carisma, su capacidad comunicativa, su liderazgo… Pero en todo esto debemos hacer un alto en el camino ya que parece que las mujeres se enfrenten a un escrutinio mayor que los hombres con respecto a su aspecto y vestimenta.

Cierto es que en los tiempos en los que nos encontramos, electoralmente hablando, la volatilidad del voto es un hecho contrastable por lo que, una parte de los electores indecisos, suelen tomar la decisión de votar en referencia al candidato y a sus características personales porque al fin y al cabo es un efecto perceptivo, de primeras impresiones, que el elector posiciona en su mente.

Volviendo al objeto de análisis de este artículo, parece que la joven política jerezana-catalana quiere ofrecer una imagen refrescante, natural y profesional acorde a su puesto en el partido y ahora como líder en la oposición dentro del Parlamento Catalán, cosa que le va a imprimir carácter. Arrimadas no arriesga nada en cuanto a su estilismo, utiliza colores muy básicos y muy neutros sin ningún tipo de estampado. Lo mismo ocurre con su maquillaje, con colores tierra que no resaltan en ella y le hacen más mayor de la edad que tiene. Quizá vista y se maquille demasiado correcta, coherente al nivel de auto exigencia que se le atribuye, pero en política también se debe arriesgar.

En mi opinión, tal vez todavía no ha definido su propio estilo de hacer política y se ve encorsetada por el estilo del líder de su partido. Pierde en naturalidad al no hacer las palabras como propias, lo que supondría salirse del argumentario de la formación política a la que representa aunque, eso sí, ganaría en emotividad.

No sabemos si en el resultado de Ciudadanos en las elecciones catalanas del pasado 27 de septiembre tuvo algo que ver su imagen; lo que sí está claro es que gran parte del futuro de esta comunidad autónoma pasa por sus manos.

Ángeles Gómez. Antigua alumna del Máster en Marketing político y Comunicación institucional de la UCV.