La coleta rubia del Partido Popular
La coleta tirante en la que recoge su cuidada cabellera rubia platino es ya una de sus señas de identidad y forma parte de su cuidado estilismo de trabajo, señal inequívoca de rectitud. Seña que comparte con el líder del grupo político Podemos, Pablo Iglesias. Recientemente afirmó que: “yo soy la auténtica ‘coletas’”.
De hecho, comenzó a hacerse la coleta cuando fue designada delegada del Gobierno en Madrid como forma de respeto y como signo de autoridad y ha tomado tal fama que durante la pasada campaña electoral regaló coleteros con la leyenda: “CCifuentes 2015”, acompañado de las siglas del partido y las banderas de la Comunidad de Madrid y de España.
El vestuario femenino en política simplemente trata de diseñar una imagen que denote poder y exteriorice la personalidad. Al fin y al cabo un dirigente político debe influir, incidir y mediar en los pensamientos de las personas. Trabajar sobre la imagen de uno mismo debería ser una de las tareas vitales mayores y más placenteras.
Es verdad que en ocasiones el “dichoso” protocolo impide ser originales en el vestuario. Pero Cristina Cifuentes demuestra cómo se puede ir a la moda y a la vez ir protocolariamente adecuada. Según sus propias palabras: “Un vestido dignifica la institución a la que representas”.
La imagen que irradian los dirigentes políticos organiza la trayectoria de sus destinos, son o al menos debería ser como artistas que se crean a sí mismos. De hecho, la idea de la autocreación procede del mundo de la representación artística cuando solo los reyes o la aristocracia tenían la libertad para configurar su propia imagen pública.
Y Cristina Cifuentes parece que es la excepción dentro del Partido Popular. Se ha creado su propia imagen moldeable y muy versátil, lejos de los cánones no escritos pero sí establecidos dentro de su propio partido. Lo más sorprendente en el mundo de la política es que tiene cinco tatuajes repartidos por su cuerpo que coinciden con los momentos más importantes de su vida, unas letras chinas en su muñeca derecha, un sol, una estrella, una rosa y un tribal. Y en este nuevo aire para el Partido Popular ha tenido mucho que ver su Directora de Comunicación, Marisa González Casado, de quien dicen es la mejor experta en comunicación política de España, especializada en encauzar con éxito los intereses del ala menos a la derecha del PP. La dircom es la persona que la ha acercado los grandes medios de comunicación en un intento por llegar al elector.
En las antípodas se sitúa su compañera de partido, Esperanza Aguirre que denota y proclama un toque de distinción de la alta sociedad noble de Madrid fruto de un entorno familiar bastante desahogado. Y aunque va de señora “normal en todos los aspectos” y viste de Zara su esencia es la de señora perteneciente a una clase social prominente.
Ahora bien, después de los difíciles resultados electorales que hacen de España un lugar donde la gobernabilidad peligra, Cristina Cifuentes no ha sido una de las candidatas que peores resultados ha obtenido, probablemente porque ha sido la candidata popular que mejor ha sabido detectar las nuevas necesidades que la sociedad demanda.
Hay que saber cómo ser todo para todos. Ese es el arte de conquistar a todos. Adaptarse en cada momento al temperamento de sus electores y a los que potencialmente podrían ser conquistados.
Ángeles Gómez Mañes. Antigua alumna del Máster en Marketing político y Comunicación institucional de la UCV.