En ‘Todos los nombres’, el Nobel de Literatura de la lengua portuguesa José Saramago hacía resplandecer en la limpia, deslumbrante, contundencia de su prosa una verdad que con frecuencia se nos escapa: ‘Una palabra miente, con la misma palabra se
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En ‘Todos los nombres’, el Nobel de Literatura de la lengua portuguesa José Saramago hacía resplandecer en la limpia, deslumbrante, contundencia de su prosa una verdad que con frecuencia se nos escapa: ‘Una palabra miente, con la misma palabra se