21 may

Reflexión domingo 21 de mayo

Conclusión del santo evangelio según san Mateo (28,16-20):

EN aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».

Palabra del Señor

Reflexión

Celebramos hoy la solemnidad de la ASCENSIÓN DEL SEÑOR, fiesta que tiene un significado profundo para nuestra fe: cuarenta días después de la Resurrección fue elevado al cielo en presencia de los discípulos, sentándose a la derecha del Padre, hasta que venga en su gloria a juzgar a vivos y muertos. Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos (cf, Rm 14, 9). La Ascensión de Cristo al Cielo significa su participación, en su humanidad, en el poder y en la autoridad de Dios mismo. Jesucristo es Señor: posee todo poder en los cielos y en la tierra… Es el Señor del cosmos y de la historia. Él intercede por nosotros como mediador que nos asegura la perenne efusión del Espíritu. Como Señor, Cristo es también la cabeza de la Iglesia que es su Cuerpo (cf. Ef 1, 22). Elevado al cielo y glorificado, habiendo cumplido así su misión, permanece en la tierra en su Iglesia (cf. Catecismo 668s). La Ascensión de Jesucristo es ya nuestra victoria, y te recuerda que la meta de tu vida es el cielo, la vida eterna. Y, por tanto, te invita a trabajar por el alimento que perdura. Para poder recibir el don del Espíritu Santo te invita a abrir el corazón y a que proclames a Jesucristo Señor de tu vida, de toda tu vida. ¡Que no haya ningún “rincón” de tu vida sin iluminar por la luz de Cristo! El Señor te invita a vivir en la confianza. Los apóstoles le preguntaron a Jesús: Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel? Que es como si tú y yo le preguntáramos: “Señor, ¿es ahora cuando vas a resolver todos mis problemas?”. Y Jesús nos responde como a los Apóstoles: No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos… hasta el confín de la tierra. Ahora va a comenzar el tiempo del Espíritu. El domingo que viene celebramos Pentecostés. El Espíritu es el que hará la obra de la nueva creación. Lo renovará todo… Si tú le dejas. Y mientras Jesús los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo. Jesús te bendice, habla bien de ti. Te ama. No dejará de amarte nunca… Y estará contigo todos los días hasta el fin del mundo. Este es el fundamento de nuestra esperanza: la certeza de que no hay nada ni nadie que te pueda separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Cada día hemos de pedir el Espíritu Santo para poder ver esta presencia del Señor en la vida y en los problemas de cada día. ¡Ánimo! ¡No tengas miedo! El Señor está contigo. ¡Feliz Domingo! ¡Feliz Eucaristía!

¡Ven, Espíritu Santo!

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