27-de-julio

Reflexión lunes 26 de julio

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 31-35.

 En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: “El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas. Les dijo otra parábola: El Reino de los Cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente. Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».

Palabra del Señor.

 

 REFLEXIÓN

Queridos amigos y amigas:

 Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús predicando a sus discípulos. Y lo hace, tal como en Él es habitual, en parábolas, es decir, empleando imágenes sencillas y corrientes para explicar los grandes misterios escondidos del Reino.

Así podía entender todo el mundo, desde la gente más formada hasta la que tenía menos luces. «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza…» (Mt 13,31). Los granitos de mostaza casi no se ven, son muy pequeños, pero si tenemos de ellos buen cuidado y se riegan… acaban formando un gran árbol.

«El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina...» (Mt 13,33). La levadura no se ve, pero si no estuviera ahí, la masa no subiría.

Así también es la vida cristiana, la vida de la gracia: no se ve exteriormente, no hace ruido, pero… si uno deja que se introduzca en su corazón, la gracia divina va haciendo fructificar la semilla y convierte a las personas en santas.

Esta gracia divina se nos da por la fe, por la oración, por los sacramentos, por la caridad. Pero esta vida de la gracia es sobre todo un don que hay que esperar y desear con humildad, agradecidos y confiados en la bondad del Señor. Porque, «cuanto más se abaja el corazón por la humildad, más se levanta hacia la perfección» (San Agustín).

En el día en que recordamos a los abuelos de Jesús, san Joaquín y Santa Ana, y siendo testigos de que Dios actúa a través de gestos discretos, pero capaces de transformar a nuestro alrededor, nos lleve a profundizar nuestra fe en comunión con los que más amamos.

 ¡Feliz día!, disfrutad y dejaos moldear por Dios.

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