18 nov

Reflexión sábado 18 de noviembre

Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,1.7-11):

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: «Cédele el puesto a éste.» Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: «Amigo, sube más arriba.» Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN:

La enseñanza que nos ofrece este pasaje del evangelio de san Lucas es profundamente relevante y aplicable a nuestra vida cotidiana. La humildad, la sencillez y la búsqueda de un servicio desinteresado son valores que deben impregnar cada uno de nuestros actos, tanto en la intimidad de nuestro hogar como en la vida pública y comunitaria.

En nuestra vida diaria, es fácil caer en la tentación de buscar los primeros puestos, de desear ser reconocidos y valorados por los demás. Sin embargo, el mensaje de Jesús nos invita a reconsiderar nuestras intenciones y a actuar con generosidad y humildad, sin buscar el aplauso o la aprobación externa. Es en el servicio silencioso y en la entrega generosa donde encontramos la verdadera grandeza.

La humildad que Jesús propone no es una humildad pasiva o resignada, sino activa y comprometida, que no teme ocupar el último lugar porque sabe que, en la lógica del Reino, los últimos serán los primeros. Esta humildad se convierte en un desafío constante a vivir con autenticidad, sin dobleces ni pretensiones, siendo fieles a nosotros mismos y a nuestra vocación de hijos de Dios.

En conclusión, el evangelio de san Lucas nos invita a reflexionar sobre la importancia de la humildad y el servicio en nuestra vida. Nos llama a ser coherentes con nuestros valores y a actuar siempre con amor y desprendimiento, buscando no nuestro propio beneficio, sino el bien de los demás. Es un llamado a vivir de manera auténtica la vocación a la que estamos llamados, siendo luz y sal en el mundo, fermento en la masa que contribuye a construir una sociedad más justa y fraterna.

pastoral

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