ENTRE LA RAZÓN Y LA LOCURA

Película basada en un hecho real, nos la recomendaban y presentaban en «Vamos al cine» de la UCV y queremos compartirlo con vosotros.

Año: 2019
País: EEUU
Género: Histórico. Drama
Dirección: Farhad Safinia
Guión:  Farhad Safinia, Jonh Boorman, Todd Komarnicki
Intérpretes: Mel Gibson, Natalie Dormer, Sean Penn, Jeremy Irvine, Steve Coogan, Jennifer Ehle Marsa, Joan Gruffudd
Música: Bear MCreary
Fotografía: Kassper

Como punto de partida parece que animarse a ver una cinta relacionada con investigaciones lingüísticas podría no resultar apetecible, pero no es así. Es aquí donde tiene cabida “el cine desde el espectador”. De hecho, más allá de lo que vemos en la pantalla, es más interesante y enriquecedor que lo que presenta la cinta. Transcribo unas acertadísimas ideas de J.M. Aresté, en su crítica en Decine21: “Safinia, habla de razón y de locura, pero también de fe y ciencia, y de la fuerza del amor, el perdón y la reparación. Late la capacidad del hombre, por muchos errores que pueda cometer, de alcanzar la redención, tocado por la gracia y por la caridad de los que se mueve a su alrededor”.

El director Farhad Sabina que dirige este interesante drama sobre dos hombres, clave en la elaboración el primer diccionario de lengua inglesa, en el que aparece la eterna discusión de las academias para mantener la pureza del idioma y, al mismo tiempo, ser permeable a los nuevos tiempos. Como se ve en el film, se optó que el diccionario fuera lo más abierto posible, decisión de gran impacto que ha servido para que el inglés sea un idioma con una increíble capacidad de adaptación.

Así, teniendo como punto de partida novela de Simon Winchester, la cinta cuenta un extraordinario relato de genio y locura, de esperanza y desesperación, -basada en hechos reales-, cuando se cruzan los caminos de dos personajes notables, completamente dispares, que hicieron historia al unir su ingenio y brillantez al realizar la confección del Oxford English Dictionary, titánica tarea que duró más de 50 años.

En 1872, La Sociedad Filológica inglesa promovió el proyecto de realizar el Oxford English Dictionary. Encomendó al profesor James Murray (Mel Gibson) un escocés autodidacta -sin título universitario, lo que le acarreó problemas-, profesor de colegio, conocedor de 20 idiomas-, realizar este diccionario recopilando todas las palabras de la lengua inglesa, y buscar el significado de cada una de ellas con el fin de elaborar el diccionario más completo jamás compilado.

Aunque el reto era realizarlo en 7 años, Murray sabe que él y su equipo no podrían asumirlo pero que, recurriendo a otras personas, el objetivo sería alcanzable. Con un talante abierto solicitó la ayuda al público mundial: cualquier lector de cualquier parte del planeta fue invitado a rastrear el mundo de las palabras y enviar definiciones y referencias de cada una de ellas. A través de pequeños panfletos que introducía en libros y buzones, pide ayuda -enviando palabras de uso común-  para que documenten con citas de textos históricos, su posible origen y uso. El proceso era difícil. Ante su sorpresa, empieza a recibir miles de cartas con palabras investigadas. con ayuda de sus colaboradores, intentará ordenar todo ese material superando cualquier obstáculo.

La película comienza la noche en la que el desequilibrado doctor Minor en un arrebato de locura, asesina a un hombre por la calle pensando que es alguien que le persigue. Sintiéndose culpable al conocer que ha matado a un inocente por error, dejando viuda a una pobre mujer que ha quedado a cargo de seis hijos y deseando reparar el daño causado, ordena que la pensión que recibe del ejército sea transferida íntegramente a esta familia. La película transcurre con Minor ingresado en un hospital psiquiátrico

En el hospital recibirá la alerta de petición de voluntarios para la elaboración del diccionario, y resultará uno de los más activos colaboradores, pieza insustituible en la búsqueda de palabras. Este internarse en la selva ignota de las palabras y su sed por investigar, supondrá para él también una especie de terapia. Pide libros, ¡más libros!, parece querer acumular toda la sabiduría en su celda y se dedica a amontonar libros de los que extraer citas. Cuando lee nadie le persigue en su mente enferma.

Gibson, interpreta a un honorable y conservador padre de familia temeroso de Dios. La realización de esta odisea encomendada va volviéndose poco a poco más complicada tanto por las dificultades en el mundo académico, donde la exigencia de resultados a toda costa, los celos, la competitividad, las rivalidades, como por la tarea ingente, inabarcable que están llevando a cabo y que va haciendo mella en el profesor, en su familia que lo acompaña en esta labor, y en el grupo de ayudantes. Es entonces cuando comienza a recibir cartas de un doctor a quien no conoce, pero en el que descubre que -como él-, es amante de las letras. El volumen de citas que aporta hará que la elaboración del diccionario avance a pasos agigantados: este hombre le ha enviado más de diez mil palabras.

Se trata del Dr. Minor (Sean Penn), ex soldado del ejército norteamericano, hombre traumatizado por las secuelas de la crueldad de la guerra de secesión americana que, en sus arrebatos de locura, se siente perseguido y amenazado por fantasmas del pasado. Es un hombre lleno de amargura y de resentimiento, sin esperanza de ser redimido, perdonado.  A la vez es poseedor de una inteligencia privilegiada que le había permitido ser un gran lector y poseer una memoria fotográfica por la que puede recordar donde había visto cualquier palabra y su significado se presentó como voluntario y dedicó todo su esfuerzo desde su celda de la institución psiquiátrica.  Con sus dotes intelectuales -a pesar de su locura- y su impresionante memoria y capacidad de trabajo, contribuyó con su genialidad y sus maravillosos escritos a sacar adelante el proyecto

La colaboración tan inverosímil de dos personas tan diferente y fascinantes a la vez, irá convirtiéndose en un ejemplo de amistad problemática de dos hombres notables que hicieron historia, dos genios que tenían algo que aportar a este mundo.

El núcleo central del film será la extraña relación amistosa entre Murray (Gibson y Minor (Penn) en el que ambos actores brillan en sus papeles como se espera de dos gigantes de la escena. Esta amistad se vuelve cada vez más cercana cuando el profesor visita a ese extraño que resulta ser un recluso hospedado en un asilo para dementes.

La película tiene momentos magistrales, con destellos de brillantez sobre todo en los diálogos de estos dos colosos en los que son admirables lo bien que están introducidas las citas literarias que ilustran tanto el origen de la palabra, como las situaciones que afrontan, en un momento dado, los personajes. El amor por las palabras que destila esta quimera de final -casi feliz- y el elogio sutil al trabajo colectivo merecen todo el reconocimiento a su impulsor.

Mel Gibson hace un excelente trabajo. Sean Penn está especialmente brillante, apabullante (quizás sea una de sus mejores actuaciones) encarnando la genialidad, la ezquizofrenia, las luces y las sombras del brillante Dr, Minor

Un tercer personaje- también muy bien interpretado por Natalie Dormer- introduce en la película de modo sorprendente (como si sufriera el síndrome de Estocolmo) la fuerza del amor, del amor desinteresado. Es la curiosa relación entre el loco convicto y la viuda del hombre al que asesinó por error. La mujer pasa del rechazo total hacia ese hombre, a una extraña historia de amor con trágicas consecuencias para la psique del atormentado doctor.

Y, en el espléndido reparto de la cinta, no se puede obviar el entrañable papel del vigilante del hospital (Eddie Marsan) que, con una mirada amable y llena de humanidad, saca lo mejor de él mismo al descubrir la misericordia en el trato con los más débiles: con este hombre tan solo, tan abrumado, tan infeliz.

Coín Tomás y Garrido

areacultural

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