EN EL CORAZÓN DE LA CULTURA PRIMATE: UN MES Y MEDIO EN LA ISLA DE KOSHIMA, JAPÓN

La profesora de veterinaria Clara Llamazares ha realizado una estancia en la isla de Koshima durante un mes y medio para investigar el comportamiento de unos primates.

Año 1953, isla de Koshima, Japón. Una hembra de macaco japonés lava un boniato en un riachuelo y poco después se observa a su madre y a dos compañeros de juego haciendo lo mismo. Pasado un tiempo, el resto de individuos de la colonia realiza ese mismo comportamiento. Este hecho marca un antes y un después en la historia de la etología, la cultura no es exclusiva de los humanos, está presente en otras especies. A partir de entonces, Japón invierte en infraestructuras para dar soporte a la investigación que se lleva a cabo en la isla de Koshima y esta se convierte en centro neurálgico de los estudios de campo de primatólogos de todo el mundo.

Año 2024, fruto de una colaboración con el grupo de Vertebrados de la Universidad de Granada y la Universidad de Kioto me dirijo junto con dos colegas a la isla de Koshima para estudiar los hábitos carroñeros de los macacos japoneses y su comportamiento social. La estancia es financiada con una Beca Erasmus+ y tiene un mes y medio de duración. A lo largo de las dos primeras semanas nos vamos encontrando las dificultades propias de los estudios de campo. La colonia de macacos está compuesta por más de 50 animales a los que debemos diferenciar. El seguimiento de los animales se dificulta, ya que una vez abandonan la pequeña playa de arena en la que se encuentran se dirigen hacia un bosque muy frondoso y escarpado. El clima es muy húmedo y la sensación térmica ronda los 40 grados. Pasado el periodo de adaptación, empezamos con la toma de datos. Hemos tenido que realizar modificaciones en el protocolo para facilitar el registro de datos y así ser mucho más eficientes anotando la información. Ahora estamos listos.

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Los días de trabajo pasan rápido. Por la mañana tomamos datos en la isla y por la tarde los transcribimos desde la estación de investigación donde nos alojamos. Cada mañana es distinta, nada más llegar, vemos los animales que están presentes en la playa y según el número de ellos, su actividad y la presencia de turistas que haya, nos planificamos y repartimos las tareas. Entre otras cosas, registramos los comportamientos afiliativos y agonísticos que realizan, así podemos conocer la jerarquía de dominancia de los animales y sus vínculos sociales. Para estudiar los hábitos carroñeros de esta colonia, colocamos pescado en zonas donde no haya macacos y cada vez que se aproximan grabamos su comportamiento. De esta manera podemos saber quiénes lo manipulan, consumen o actúan con indiferencia y así conocer cuáles son los factores que influyen sobre este comportamiento.

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A pesar de la intensidad con la que trabajamos y las condiciones de la isla, nos sentimos muy afortunados, estudiar a los primates no humanos nos hace ver hasta qué punto hemos compartido con ellos nuestra historia evolutiva. Japón, además, hace que nuestra estancia sea aún más agradable. La acogida que hemos tenido ha sido muy buena, y aprovechamos cada ocasión que tenemos para conocer de cerca su cultura, costumbres, comida y paisajes. ¡Definitivamente volveremos!

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