¡Qué bello es vivir!

• Título: ¡Qué bello es vivir!
• Año: 1946.
• Título original: It´s a Wonderful Life
• Duración: 132 minutos
• País: Estados Unidos
• Dirección: Frank Capra
• Guion: Frances Goodrich, Albert Hackett y Frank Capra (guion); Jo Swerling … (escenas adicionales); Philip Van Doren Stern (historia); Michael Wilson … (colaborador del guion, sin acreditar)
• Música: Dimitri Tiomkin
• Fotografía: Joseph F. Biroc (director de fotografía; Joseph Walker (director de fotografía); Víctor Milner (sin acreditar)
• Reparto: James Stewart, Donna Reed, Lionel Barrymore, Thomas Mitchell, Henry Travers, Beulah Bondi, Frank Faylen, Ward Bond, Gloria Grahame, H.B. Warner, Frank Albertson, Todd Karns, Samuel S. Hinds, Mary Treen, Virginia Patton, Charles Williams, Argentina Brunetti, Karolyn Grimes

La película arranca con una serie de planos en los que se escuchan voces que interceden por un hombre que se llama Georges Bailey. A continuación vemos unas estrellas que dialogan. Son unos colaboradores de Dios que han escuchado las oraciones y quieren ayudar a esta persona. Para ello deciden enviarle un emisario: Clarence, un ángel humilde que debe hacer méritos para ganarse unas alas. Para que pueda hacer bien su misión, la película muestra un amplio flash-back del pasado de George Bailey. Estamos ante una buena persona, que ha buscado hacer el bien a los demás, y que ahora se encuentra en apuros. Se ha perdido una importante cantidad de dinero de la cooperativa de viviendas para personas necesitadas que dirige. Y cree que la única manera de resarcirlo a es a través de su seguro de vida, por lo que tiene tentaciones de quitarse de en medio. El ángel intentará hacerle ver que la vida de una persona es más importante que el dinero, el éxito o cualquier otro recurso material.

Una película clásica que se emite por TV en muchos países en los días de Navidad. Ayuda a pensar en la importancia de los vínculos personales, en lo que verdaderamente da sentido a nuestra biografía. Ninguna persona concreta es imprescindible -sólo Dios nos sostiene a todos sin exclusiones-, pero cada uno es necesario en una cadena de vida en la que estamos vinculados los unos con los otros. Las victorias y las derrotas de nuestra historia son relativas porque “nadie es un fracasado si tiene amigos”. Cada familia está llamada a ser esa escuela de amistad en la que aprendemos a querernos como seres únicos, irrepetibles y con vocación a amar . Una dinámica que se expande más allá del hogar y crea vecindario, comunidad, pueblo… Lugares humanos verdaderamente habitables. La belleza del vivir va unida a la capacidad de amar, genuina luz del alma que vence a los egoísmos y a las desesperanzas.

Dr. José Alfredo Peris Cancio

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