Formación continuada para combatir la COVID-19
Formación continuada de profesionales sanitarios mediante simulación: ¿Será una herramienta fundamental para combatir las próximas emergencias como la COVID-19?
Ante la alarmante situación que vivimos en la actualidad provocada por la COVID-19, estamos viendo iniciativas para paliar los efectos adversos de la pandemia. Se evidencian fortalezas y posibles debilidades.
Entre las fortalezas, encontramos un gran número de propuestas técnicas, científicas y sociales imposibles de enumerar en esta breve nota. Sin embargo, también encontramos sombras en lo que respecta a la lucha contra la COVID-19. Las cuestiones más destacadas podrían clasificarse en tres:
1. Conseguir los recursos necesarios para el tratamiento de los pacientes y la protección de sus cuidadores: respiradores, métodos de barrera o los test que facilitan la detección del contagiado por COVID-19, entre otros.
2. Parece haber un amplio consenso en la necesidad existente para incentivar: investigación, desarrollo e innovación (I+D+i); lo que muestra una apuesta definitiva por la ciencia en pro de la humanidad.
3. En tercer lugar, pero no menos importante, la necesaria responsabilidad de la sociedad en su conjunto. El esfuerzo de adaptación no es menor. Cumplir con las medidas de contención propuestas por los expertos e impuestas por los representantes políticos para así, contener la evolución de los nuevos contagios. Esto también representa un reto para la ciudadanía.
Llevamos ya unas semanas de confinamiento, y vemos que nuestros sanitarios están siendo los auténticos protagonistas de esta historia. Ellos son los testigos más cercanos de lo que sucede. Conocen y viven en primera persona los efectos adversos en la salud provocados por el virus SARS-CoV-2. Médicos y enfermeros entre otros colectivos sometidos a un estrés muy elevado. Estrés derivado no sólo por los retos clínicos, sino también por los ético-profesionales, a los que sumamos el concepto de escasez. Un estrés todavía mayor cuando en ocasiones, hay una experiencia limitada para afrontar estas complejas situaciones. Todo ello, dibuja un relato que perdurará en el tiempo.
Hoy vemos que la necesidad de personal sanitario en toda la red de salud pública y privada ha sido inmensa. Especialmente en los servicios de Urgencia Pre-Hospitalaria y Hospitalaria, Hospitalización y Unidades de Cuidados Intensivos y de Anestesia y Reanimación. La demanda de personal sanitario ha sido y es tan importante, que requiere optar necesariamente por profesionales con menos experiencia y preparación específica. En ocasiones, recién titulados ante el gran reto de proteger vidas frente a los estragos causados por el Coronavirus. Nuestros cuidadores, ejemplares y comprometidos profesionales, obligados a adquirir rápidamente experiencia. Experiencia que amplían mientras atienden a los cientos de pacientes que necesitan sus cuidados en un sistema de salud al borde del colapso.
Profesionales que cada día acuden a los centros de asistencia sanitaria para detectar y tratar al significativo volumen de pacientes contagiados por COVID-19. Son ellos los que más sufren las carencias de todo tipo. Sufren por los pacientes en primer lugar, pero también por ellos mismos y sus familias. Por ese motivo, vemos una justificada demanda de mejoras.
Desde luego que voluntad no falta. Su compromiso y responsabilidad son incomparables. Por esto, ¿debería la sociedad exigir una recompensa para ellos? Los aplausos diarios de las 20h son un gesto. Un mensaje de ánimo para un colectivo ejemplar de nuestra sociedad, pero quizás no sea suficiente, y es evidente que su esfuerzo y sacrificio debería ser recompensado.
Puede que no sea el momento de plantearnos sobre cómo mejorar ahora mismo. La reflexión llegará y no será tarde. Todavía hoy, la carga asistencial sigue siendo demasiado alta con el incesante trabajo diario. Se viven momentos de tensión motivados por el sufrimiento del tejido de profesionales que conforman la red socio-sanitaria. Una vez la presión que están viviendo pase, debemos satisfacer sus demandas. Será interesante pero también necesario, conocer sus experiencias y opiniones con el único objetivo de mejorar. Sin embargo, ya podemos formularnos ciertas preguntas.
¿Sería importante promover la formación continuada del personal sanitario en éste tipo de emergencias?
¿Ésta formación específica mediante simulación, podría ayudar en la gestión de futuras crisis?
Puede que no sea el momento de plantear en profundidad estas cuestiones pero, imaginemos el beneficio que podría obtenerse promoviendo cada año, en colectivos de personal sanitario y no sanitario, la renovación de sus conocimientos. La adquisición de nuevas competencias mediante simulación clínica. Vivir experiencias a través del diseño de escenarios de simulación en entornos de emergencia NBQR (Nuclear, Biológica, Química, Radiológica). Un entrenamiento dirigido a la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y los cuidados a administrar en diferentes estados de gravedad de los pacientes.
Para ello, sería conveniente que la formación continuada de los profesionales sanitarios y no sanitarios mediante simulación clínica, se promoviera de forma decidida. Formación impulsada por Instituciones del Estado, Instituciones Académicas y Agentes Sociales que, impregnados por estos conceptos, fueran capaces de ofrecer una sólida y específica propuesta formativa a los diferentes colectivos.
Disponer de los recursos materiales necesarios es muy importante, tanto como disponer de profesionales plenamente preparados en emergencias y catástrofes. Esto se puede conseguir sin duda con formación específica mediante simulación clínica. Esta preparación probablemente sea una forma muy eficaz de invertir en salud. La formación continuada de los profesionales como valor añadido. Una instrucción que prepara a los diferentes colectivos que nos protegen. Un adiestramiento que tratará de anticiparse y resolver, los sucesivos retos que la propia evolución de la sociedad nos planteará más pronto que tarde.
Otros enlaces de interés:
Testimonio de Jorge Mora – Enfermero e Instructor de Simulación en el Hospital Virtual de la UCV.
Entrevista a Carlos Ferreira docente en la Facultad de Magisterio de la UCV.
Las mascarillas como elemento de barrera por Julio Tudela – Observatorio de Bioética de la UCV.