8 ene

Reflexión lunes 8 de enero

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,14-20):

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

Palabra del Señor

Reflexión

Desearos un feliz año nuevo en el que la paz, la justicia y la alegría sea una realidad para todos. Iniciamos la lectura del evangelio de San Marcos en este año cristiano, con Jesús ha llegado el Reino de Dios: “Convertíos y creed en el evangelio”, a continuación llama a los primeros discípulos. San Marcos comienza su evangelio con la predicación de Juan el Bautista, sigue el Bautismo del Señor y una breve referencia de la tentación en el desierto. Jesús adulto comienza su predicación con el anuncio de la soberanía universal de Dios, como padre compasivo y salvador. De este ofrecimiento de Dios no queda nadie excluido, pero exige la respuesta del hombre, conversión y fe, volver a Dios, lo que supone desandar el camino errado y poner la confianza en el poder salvador de Dios, todo lo cual requiere de un ejercicio espiritual en el silencio y la meditación, de modo que el ruido y los afanes de cada día no nos aparten del camino. Esta tarea debe ser permanente, el bienestar en nuestra sociedad es continuo y los avances técnicos van a una velocidad creciente, lo que cautiva nuestro corazón y nuestra mente. Todos los descubrimientos científicos deberían ayudarnos a reconocer las maravillas de la creación y reconocer la capacidad del hombre para ir descubriendo el funcionamiento interno de cada una de las cosas creadas y como nos invita San Ignacio alabar la grandeza de Dios en su obra creadora y darle gracias. Cada vez la ciencia nos advierte con mayor precisión de que todo tuvo un comienzo, lo que en una sana interpretación nos hace caer en la cuenta de la verdad que transmite el libro del Génesis en la narración de la creación. Para nosotros, creyentes cristianos, en el principio estaba la Palabra y la Palabra era Dios. La humildad y la alabanza al Creador deberían acompañarnos en nuestra vida de fe. La acción de gracias en la eucaristía nos pone en relación con el Señor y nos augura un banquete plenamente feliz  en la presencia de Dios.

-Que el Señor nos conceda la gracia de la conversión

-Que la paz y la justicia reinen en el mundo

-Que aumenten las vocaciones al sacerdocio en todo la Iglesia

-Que en nuestras parroquias crezca la fe en el Señor.

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