Las fortalezas del carácter como factores de protección en familias
Las fortalezas del carácter como factores de protección en familias
En los últimos años, uno de los enfoques de estudio más conocidos desde el ámbito de la Psicología Positiva han sido las fortalezas psicológicas. Las fortalezas psicológicas son descritas como rasgos positivos universales de personalidad, que se pueden manifestar mediante pensamientos, sentimientos y conductas, y cuya manifestación será facilitada o dificultada por el entorno (Peterson y Seligman, 2004).
La familia es un entorno principal de aprendizaje de todo tipo de habilidades desde el inicio del ciclo vital. Por este motivo, desde la familia se podrán desarrollar las fortalezas humanas que servirán como rasgos protectores en sus miembros.
Por otro lado, favorecer el desarrollo de las fortalezas psicológicas puede ser una buena estrategia de intervención familiar, ya que, como señalan Park, Peterson y Sun (2013), la oportunidad de generar y mantener relaciones positivas conlleva un aumento de interacción en las que se pueden poner en práctica las fortalezas, facilitando así la aparición de emociones positivas. De esta forma será más probable que mejore el bienestar del núcleo familiar, así como las relaciones entre sus miembros.
Una de las estrategias en la intervención familiar podría consistir en la identificación de las fortalezas que presenta la familia a lo largo de su historia. Esta identificación podría aumentar el sentido de pertenencia y mejorar así su implicación en un proceso de cambio positivo.
En nuestro trabajo con familias, hemos podido observar que, de entre las virtudes del modelo VIA de Peterson y Seligman (2006), aquellas que podrían aportar un beneficio de carácter más inmediato al bienestar familiar podrían ser las de: templanza, justicia y humanidad. En este sentido, hemos desarrollado un programa de intervención dirigido al desarrollo de estas virtudes para familias con menores en riesgo (Villodre, 2020), en el que se ponen en práctica diversas actividades orientadas al desarrollo de estas fortalezas psicológicas.
Para el ejercicio consciente del desarrollo de fortalezas estaría indicado el siguiente proceso: psicoeducación de la virtud, identificación de las fortalezas propias más utilizadas, puesta en práctica de elementos novedosos de la fortaleza y el refuerzo mutuo. A continuación, se ejemplificarán algunos de los objetivos plasmados con el trabajo de estas fortalezas:
Con la virtud de la justicia se podría aludir a temas conflictivos en la familia relacionados con una supuesta falta de justicia, practicar en sesión diversas respuestas, en un clima positivo y con humor, para posteriormente dar la instrucción de que todos los miembros de la familia estén atentos a las señales de la Justicia que se produzcan en la familia y se refuercen mutuamente.
En el caso de la virtud de humanidad los objetivos de trabajo se enfocarían en mejorar las relaciones y fomentar la empatía respecto a las necesidades ajenas, mejorando así la inteligencia emocional de todos los participantes. Para cumplir este objetivo se trabaría con dinámicas comunicacionales que fomenten el desarrollo de las habilidades sociales. En una sesión terapéutica se podría proponer el aprendizaje observacional de algunas pautas que posteriormente imitarían todos los miembros de la familia con temas de su agrado. Sin embargo, con la intención de acercar este planteamiento a la práctica cotidiana se podría sugerir dedicar todos los días un tiempo para favorecer la comunicación, preguntado por el estado de los familiares, por cómo les ha ido el día y finalizando la conversación con unas palabras de afecto.
La virtud de templanza engloba a fortalezas que tienen relación con la protección de excesos o situaciones extremas. Así que, un entrenamiento basado en esta virtud podría contribuir a la generación de estrategias de afrontamiento que en su inicio podrían encaminarse hacia la disminución de la intensidad de los conflictos, y que posteriormente se enfocarían en aumentar los recursos asertivos de los miembros. Para esto se podría utilizar la técnica del semáforo a un nivel grupal como forma de comunicación visual para que cualquiera de los miembros pueda identificar en qué nivel de intensidad emocional se encuentra la conversación, situación o el ambiente familiar.
El objetivo siempre será comunicarse cuando el estado sea verde, o utilizar estrategias encaminadas hacia ese color, es decir bajar la intensidad del conflicto.
Una propuesta de actuación en estos casos podría ser que cuando se encuentren en rojo, se cese la conversación y se pongan en marcha estrategias individuales de autocontrol emocional. Como ejemplo de estas estrategias se puede orientar la conducta hacia la realización de un listado de los eventos que le han desagradado evitando el uso de negaciones y adjetivos negativos que impliquen a otras personas y otro con las demandas para el entorno familiar. Cuando todas las partes implicadas tengan la lista podrán comunicarla al resto. En esta actividad hay 2 normas que serían no contraargumentar los eventos que expresa otra persona, y no interrumpir su discurso hasta que haya finalizado. La segunda parte el este ejercicio podría consistir en elaborar una tercera lista en la que cada individuo anote qué puede aportar para mejorar la situación.
Así también, el papel de las fortalezas como factor de protección no solo estaría indicado para las familias, sino que también sería un ejercicio recomendable para el terapeuta. Requiere de introspección de análisis, y de una práctica consciente que se reflejaría en el estilo de acompañamiento a las familias.
Es por ello que se puede considerar que un acercamiento a la intervención positiva con familias basada en el entrenamiento de virtudes podría dotarles de recursos propios que posibiliten un mejor afrontamiento de las crisis familiares, y, en definitiva, del aumento del bienestar y la felicidad.
Sobre las autoras:
Esmeralda Villodre Marchal: Graduada en Psicología por la Universidad Católica de Valencia en el año 2020. Cursando la formación del Máster de Psicología General Sanitaria actualmente en la misma facultad. Con intereses enfocados en la línea del trabajo grupal, la intervención familiar, la Psicología y la comunicación.
Gloria Bernabé Valero: Doctora en Psicología. Docente del Grado de Psicología de la UCV, del Máster Universitario en Psicología General Sanitaria, del Máster Universitario en Relación de Ayuda y Counselling y del Máster Universitario en Psicología Jurídica. En el ámbito aplicado trabaja en la Intervención Familiar desde el año 2001. En la investigación, es miembro del grupo de investigación MEB LAB (Mind, Emotion, and Behavioural Resarch Laboratory). Actualmente coordina el proyecto de investigación ‘‘Psicología Positiva, virtudes humanas y actitudes existenciales: avances en la medición e influencia en el comportamiento humano’’. Ha realizado una obra monográfica sobre la Psicología de la Gratitud, publicada en Cuadernos de Psicología (2014).
Máster Universitario en Psicología Jurídica
Máster Universitario en Psicología General Sanitaria
Máster Universitario en Relación de Ayuda y Counselling.
Postgrados de Psicología, Terapia Ocupacional y Logopedia
Imágenes: Pixabay