La conjunción de las tres “Aes”: Adopción, Adolescencia y Apego
La adopción supone “una nueva red relacional que une para siempre las dos familias [biológica y adoptiva] juntas a través del niño que es compartido por ambas”.
Es un proceso de cambios en los que la familia desarrolla una dinámica de adaptación que implica pautas de interrelación que se van a tener que modificar para permitir crear, fortalecer y mantener fuertes vínculos.
Pero cuando el adolescente “re-abre” adolescencias de los padres y resurgen cuestionamientos de abandono/incondicionalidad (Apego) en padres e hijos propios de la encrucijada en la que estas familias se mueven, constituye todo un reto para los terapeutas familiares. No podemos olvidar que los adolescentes que han sido adoptados parten de un primer abandono desde su más tierna infancia. Cualquier situación que suponga una amenaza de abandono o un abandono real, desatan un gran sufrimiento interno.
Es importante, poder discernir cuánto de la dinámica familiar que se establece se debe a situaciones comunes (reajustes al recién llegado; límites; habilidades parentales, etc.) y cuánto se debe a factores específicos asociados a la adopción (“Los hijos adoptivos y los biológicos entran por diferentes puertas” – Neuburger, 1995-), historias previas, trastornos de vinculación; etc..
Poder trabajar los desencuentros relacionales y las necesidades más internas se convierte en el objetivo primordial con familias adoptivas adolescentes. Es por ello, que necesitamos entender los mecanismos psicológicos que están a la base de la sintomatología que trae el Paciente Identificado y que la familia recoge y devuelve en un flujo continuo.
Autora: Dña. Carmen Casas