¿Influye el lenguaje del adulto en la conducta infantil?

La evidencia empírica   señala  una estrecha relación entre las habilidades lingüísticas  y la cognición social, agrupándose habitualmente en torno a dos puntos de vista: intra-individual, incidiendo en las capacidades lingüísticas  propias del sujeto, e inter-personal, valorando los  intercambios conversacionales con otras personas (Roqueta, C, 2009).

El modelo de desarrollo  planteado por Sameroff & Fiese, (Yoder, 2010) subraya la importancia de las interacciones recíprocas y bidireccionales   entre el niño y los contextos  donde se desarrollan los aprendizajes tempranos,   tanto en lo referente al lenguaje,   como a las habilidades sociales y de cognición. Este modelo sugiere que la adquisición de los hitos del desarrollo puede ser facilitada por  aquellos padres que responden de manera predecible y de manera contingente a las señales del niño. Las habilidades lingüísticas resultantes de estas interacciones,  no cumplen únicamente una función comunicativa, sino también, constituyen un instrumento de autorregulación cognitivo y conductual.

Desde esta premisa, se realizó un estudio de 23 familias participantes (grupo experimental versus grupo control). Las familias del grupo experimental habían  formado parte del programa It takes two to talk (ITTT, Pepper y Weitzman, 2004). Los niños de ambos grupos seguían una intervención tradicional ajustada a sus necesidades, pero los padres de las familias del grupo experimental eran entrenados en habilidades lingüísticas para mejorar  la interacción comunicativa paterno – filial.  Uno de los objetivos del estudio   era valorar si existía   un impacto positivo sobre la  conducta   infantil, tras la implementación del entrenamiento a padres en habilidades comunicativas.  Los primeros resultados  (Moret, Baixaulli, Senent, 2015) indican, que tras la aplicación  de  la Child Behavior Checklist  en ambos grupos y  en los momentos de pretest y postest, se aprecia una mayor  puntuación en el post-test  del grupo experimental, indicando un mejor control inhibitorio y una  mayor tendencia a expresar placer a través de interacciones sociales con el adulto e igual, por parte de los niños participantes en este grupo.

Autora: Dña. Nuria Senet

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