MDMA y alteraciones conductuales: conducta violenta y/o agresiva

Una llegada reciente a la escena de las drogas de abuso fue la aparición del MDMA. Su asociación con la agresión ha sido el interés de estudios tanto en animales como en seres humanos. La administración repetida de MDMA produce alteraciones en los procesos de aprendizaje y memoria. Estudios en consumidores de MDMA que no han ingerido la droga durante 6 meses consecutivos muestran alteraciones cognitivas relacionadas con un aumento de la impulsividad y también perturbaciones en la memoria episódica (Morgan et al., 2002). Otros estudios demuestran que los consumidores de MDMA presentan una deficiencia de memoria a corto plazo, que podría estar relacionada con alteraciones en el sistema serotoninérgico (Reneman et al., 2002). La presencia de signos somáticos relacionados con un síndrome de abstinencia de MDMA no ha sido descrita hasta ahora, existen diversos estudios en humanos que muestran la aparición de ciertas alteraciones psicológicas incluyendo depresión, ansiedad, impulsividad y problemas de memoria que persisten por largos periodos después de la abstinencia (Jansen, 1999; Hernández-López et al., 2002). Por consiguiente, los procesos adaptativos que conducen a la aparición de estas manifestaciones somáticas de abstinencia a MDMA no se acompañan de las clásicas alteraciones motivacionales que caracterizan los cuadros de abstinencia de otras drogas de abuso (Marona-Lewicka et al., 1996).

Los estudios animales existentes hasta la fecha han demostrado que la administración de MDMA lleva a un patrón de comportamiento ansiogénico (Rodríguez-Alarcon y cols., 2007; Maldonado y Navarro 2001), caracterizado por una disminución marcada de la agresión (sobre todo en las categorías conductuales de amenaza y ataque) y de la investigación social, la cual se ve fuertemente disminuida. El cuidado del cuerpo, y otro tipo de comportamientos como los de excavación, también se ven disminuidos también. Un estudio en el que se comparó el MDMA con la d-anfetamina y PCP (estas dos últimas tienen estructuras, tanto farmacológicas como químicas similares al MDMA), concluyó que dichas sustancias cuando se administran a dosis bajas producen aumentos en el comportamiento agresivo, pero a dosis mayores dicho patrón se minimiza. El MDMA nunca fue asociado a la agresión creciente y de hecho disminuyó la agresión de una manera dosis-dependendiente (Miczek y Haney, 1994). Hoy por hoy no existen estudios análogos en los seres humanos, es decir, estudios que determinen los efectos de la agresión por intoxicación aguda de MDMA, por otro lado existe una cierta preocupación entre el uso a largo plazo de MDMA el cual puede llevar a la propensión creciente de patrones conductuales agresivos asociados a su consumo. En un estudio en humanos donde se evaluó el potencia agresivo del MDMA (Gerra y cols, 2001), se emplearon dos grupos un grupo consumidor con un historial de uso y abuso de MDMA y un grupo control no consumidor. Los autores encontraron que el grupo de consumidores era considerablemente más agresivo que el grupo de no consumidores y que había una correlación significativa entre el consumo al que habían sido expuestos con MDMA y las respuestas agresivas (r=.78, < de P; .001). También encontraron que la agresividad en los sujetos consumidores de MDMA parecía ser asociada a efectos farmacológicos del MDMA y no con rasgos de la personalidad de dichos sujetos. Hoy por hoy se necesita más investigación sobre todo en humanos para poder determinar más claramente la relación existente entre el consumo de MDMA y su relación con la conducta agresiva.

Autor: Dr. Gabriel Rodríguez

psicologiaucv

Leave a Comment