¿Quién escucha al que escucha? Cuándo el psicólogo necesita ser cuidado.

La psicología es una de las profesiones mas reconfortantes y enriquecedoras por la gran labor de ayuda que presta, sin embargo, pocas veces se piensa en las necesidades que puede tener un terapeuta y se tiene la creencia de que éstos son invencibles ante las adversidades sin recaer en que en ocasiones, el psicólogo también necesita ser cuidado.

Los psicólogos estamos expuestos a una gran variedad de situaciones con importantes cargas emocionales, que unido a las experiencias del día a día pueden dar como resultado una sobrecarga emocional y agotamiento y como consecuencia provocar una disminución en la calidad de vida así como problemas para desempeñar nuestra labor de forma adecuada.

No debemos olvidar que las profesiones de ayuda como la psicología o la medicina son las que presentan una mayor tasa de suicidio (Meltzer et al., 20008). Pero sin llegar a situaciones tan extremas, derivadas de esta sobrecarga emocional, los psicólogos podemos desarrollar un conjunto de síntomas que podríamos agrupar en los siguientes síndromes:

  • Fatiga compasiva: Disminución de nuestro interés por ser empáticos con el sufrimiento de los pacientes (Figley, 1995)
  • Burn-out: Estado de cansancio físico, emocional y mental acusado por la exposición a una situación emocionalmente demandante durante largo tiempo (Rossi, 2012)
  • Trauma vicario: Se observa en aquellas personas que durante el desempeño de su trabajo con víctimas de eventos traumáticos, ellos mismos sufren reacciones de estrés traumático a través del proceso de ayuda a una persona con trauma (Collins et al., 2003)

Para prevenir la presencia de estas experiencias negativas en la práctica profesional puede ser muy interesante contar con reuniones con otros compañeros donde poder exponer y descargar emocionalmente situaciones vividas en sesión. Estas reuniones no sirven exclusivamente para comentar los caso y obtener ayuda desde diferentes puntos de vista, también sirven a los profesionales como apoyo para disminuir el impacto emocional.

Por otro lado, el terapeuta también debe trabajar sus emociones. Para ello es importante que aprenda a identificar las situaciones que evocan emociones negativas e identificar las conductas que de éstas se derivan para poder evaluar distintas alternativas que minimicen el impacto.

Por último, algunas investigaciones apuntan a que la práctica del mindfulness por parte de los terapeutas ayuda a reducir los síntomas derivados del trabajo con personas en las profesiones de ayuda (Grepmair et al., 2007).

Autor: D. Alejandro Sanchís

psicologiaucv

Leave a Comment