Educar para una nueva humanidad
Aleluya del 22 de octubre de 2017
El 16 de abril de este año, se firmó en Roma el documento «Educar al humanismo solidario.
Para construir la civilización del amor’30 años después de la Populorum progressio. Se presentó el 22 de septiembre de 2017 en la sala de prensa de la Santa Sede. En dicho escrito, se muestran algunas claves importantes a tener presente en la humanización de la educación. Nuestro mundo se ha preocupado por desarrollar el conocimiento y la tecnología, pero ha descuidado a la persona. Aludir al concepto «educación» implica necesariamente remitirse a una cuestión de tipo antropológico donde la persona sea el centro. La Iglesia, sin duda, es una gran maestra en esta tarea.
Una educación humanizada no guarda relación con la mera instrucción, sino que trasciende la visión de enseñar y aprender. Como se afirma en este documento, se ocupa más bien, de «impulsar a todos a vivir, estudiar y actuar en relación a las razones del humanismo solidario». La educación debe generar espacios abiertos, y al mismo tiempo sólidos, que favorezcan el encuentro, la integración, la participación, el diálogo, la convivencia y el desarrollo integral.
Desde esta perspectiva, las instituciones educativas se entienden como un lugar que incluya a todos, que dignifique a la persona y que permita su pleno desarrollo independientemente de sus capacidades. La escuela tiene que acoger incondicionalmente ante una realidad multicultural. Implica desarrollar métodos de trabajo docente activo, innovador, creativo, arraigados en la realidad local y abierta a la sociedad. Educar al humanismo solidario invita a rehacer el pacto educativo y a configurar un modelo antropológico basado en el humanismo cristiano. Se trata de desplazar la lógica del descarte por la lógica del don y de la gratuidad. En definitiva, se trata de que la lógica del Evangelio empape nuestro mundo para transformarlo y construir así, una Nueva Humanidad.
Autora: Yolanda Ruiz Ordóñez.