Caso clínico: Nefrectomía unilateral
Max es un Shih-tzu de 7 años de edad, que fue remitido al Hospital Veterinario de la Universidad Católica de Valencia con historia crónica de cálculos recurrentes en la vejiga que le provocaban dificultad y dolor en la micción.
Tras realizarle varias pruebas analíticas para comprobar la funcionalidad del riñón, se realizó una ecografía abdominal donde se vio que tanto el riñón como el uréter derecho estaban gravemente afectados debido a que estos eran incapaces de filtrar la orina hacia la vejiga y esta se estaba acumulando en el propio riñón, problema que se conoce como hidronefrosis e hidrouréter respectivamente (Imagen 1).
El tratamiento más adecuado para esta patología es la realización de una nefrectomía completa, es decir quitar el riñón afectado y a su vez el uréter del mismo lado. Es importante realizar la cirugía ya que si no, el paciente estará predispuesto a padecer infecciones de orina constantemente que al final pueden ascender hasta el riñón que queda sano.
Durante la evaluación pre anestésica se encontró como hallazgo ocasional un soplo en el corazón de Max, así que previo a la cirugía y para extremar las precauciones antes de la anestesia general se realizó también una ecocardiografía, donde se vieron que las válvulas que impiden el reflujo de sangre de los ventrículos a las aurículas no funcionaban bien. Esta patología se conoce como insuficiencia mitral y tricúspide, y suele ser más característica en perros de raza pequeña como es el caso nuestro paciente Max. Es una patología que no impide la intervención, pero es importante tener en cuenta para la práctica de un proceso anestésico, como iba a ser en el caso de Max.
Una vez realizada la evaluación preanestésica, Max entró en quirófano. La nefrectomía, consiste en realizar un abordaje abdominal por la línea media del abdomen, localizar el riñón y el uréter afectado, para posteriormente ligar los vasos que comunican al riñón con la circulación sistémica a nivel del hilio renal. Es importante también extirpar el uréter en su totalidad hasta su entrada en la vejiga, para así evitar infecciones y problemas posteriores (Imagen 2).
Max estuvo hospitalizado durante las primeras 72h, para poder ser monitorizado constantemente. Es muy importante en estos pacientes vigilar las constante vitales, la presión arterial y la producción de orina. Tras tres días en el hospital Max se encontraba perfectamente, orinando sin dificultad y sin dolor y con todas las constantes y analíticas dentro de la normalidad, por lo que se decidió darle el alta hospitalaria.
Tras su recuperación inicial, Max continúa con un estado de salud óptimo, y su familia nos cuenta que está haciendo vida totalmente normal. El equipo del hospital veterinario de la UCV nos encontramos muy satisfechos de que así sea y de haber podido contribuir a mejorar su calidad de vida.