Hemimandibulectomía completa para resección de Carcinoma de Células Escamosas
Os presentamos a Bob, un perro Montaña de los Pirineos de 9 años de edad, que fue remitido al servicio de Oncología del Hospital Veterinario de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, para evaluación de una masa en la rama mandibular derecha. Para una mejor valoración y previo a la toma de decisiones, se decide realizar un estudio radiológico de la mandíbula (fig. 2) y de tórax.
Tras los hallazgos radiológicos se decide realizar una biopsia de la lesión mandibular (fig. 3) con el objetivo de conocer el origen de la masa, así como la toma de muestras para la realización de cultivo y antibiograma. Los resultados de la biopsia fueron concluyentes de Carcinoma de Células Escamosas infiltrativo.
Los CCE son tras los melanomas la segunda neoplasia oral más frecuente en los perros. Suelen aparecer en perros de raza grande y edad avanzada. El tumor suele localizarse en la zona rostral de la mandíbula donde la metástasis a los ganglios linfáticos y/o distales es rara. La infiltración en hueso es frecuente hasta en el 80 % de los casos. El tratamiento recomendado consiste en la resección completa de la masa con márgenes quirúrgicos de al menos 2 cm.
Dados los resultados de la biopsia el paciente se remite al servicio de Cirugía del Hospital Veterinario para resolución quirúrgica mediante hemimandibulectomía completa.
Esta técnica quirúrgica consiste en primer lugar en la resección de la mucosa oral (bucal, gingival y sublingual) de la rama mandibular derecha en este caso, para la posterior escisión de la masa oral, siempre dejando al menos 2 cm de margen en todos sus bordes. El siguiente paso será llegar a la articulación temporomandibular para su posterior desarticulación, para ello previamente se reseccionan los músculos asociados a la misma y se liga la arteria mandibular. Una vez realizada la desarticulación se procede a la reconstrucción del labio (fig. 4).
Las primeras 24h postquirúrgicas el paciente se mantiene bajo sedación, con sus constantes monitorizadas y con atención de cuidados intensivos. La recuperación en los días posteriores fue progresiva, logrando en la primera semana la capacidad de ingerir fluidos por sí mismo y a partir de la segunda semana ingerir sólidos de forma autónoma (fig. 5).
Durante el periodo postquirúrgico, aparecen dos complicaciones reseñables. La primera de ellas, una dehiscencia parcial de la queilorrafia que fue resuelta satisfactoriamente con su limpieza y sutura posterior.
La segunda complicación, se evidenció durante los primeros días tras la intervención en los que se pudo observar una paraparesia no ambulatoria. La exploración neurológica inicial evidenció una debilidad muscular en el tercio posterior, con reflejos posturales abolidos y espinales disminuidos. Dados los hallazgos se inició tratamiento de rehabilitación e hidroterapia, éste es capaz de deambular con normalidad en el agua (fig6).
Pese a la mejoría significativa, 8 semanas tras la cirugía el paciente sigue sin ser ambulatorio de manera autónoma por lo que se decide la realización de una Resonancia Magnética con el fin de descartar y/o confirmar una lesión compresiva a nivel de los segmentos espinales del nervio femoral. Los resultados de la resonancia concluyeron que no había lesiones compresivas que justificaran la clínica del paciente, siendo esta atribuida a una lesión muscular por el decúbito prolongado intraquirúrgico (fig. 7).
Cinco meses tras la cirugía, Bob gracias a la perseverancia y empeño de su dueño es capaz de caminar con autonomía y hacer una vida completamente normal (fig8).
Desde el Hospital Veterinario de la UCV agradecemos a Bob y a su propietario su paciencia. Todo el equipo humano del hospital veterinario nos encontramos ampliamente satisfechos de haber podido contribuir en su recuperación y mejora de calidad de vida.