Antonio Vidal consigue ser FINISHER en la Titan Desert
«Ahora, ya trabajo en mi próximo proyecto, que sin duda será el más importante de todos. Pienso que tengo una deuda con la sociedad y mi forma de saldarla es la de crear un gran proyecto con carácter solidario que seguro ayudará mucho a mejorar la calidad de vida de muchas personas personas»
El alumno del Máster en Ciencias Aplicadas a la Prevención y Readaptación Funcional de Lesiones Deportivas Antonio Vidal consigue enfundarse el maillot de Finisher en una prueba que según él “tiene una dureza física muy exigente”.
Después de más de 44 horas repartidas entre un total de 6 etapas y más de 600 kilómetros de desierto y zonas inhóspitas, Antonio Vidal ha conseguido cumplir su sueño, que no es otro que recoger la preciada piedra y el maillot que lo acreditan como FINISHER en un reto tan exigente.
Nos cuenta que: “a priori era consciente de la dureza de la Titan”, nuestro alumno se asesoró muy bien por varios profesores de la Facultad que en su día también participaron en la Titan Desert, consiguiendo un meritorio tercer puesto en la categoría por equipos y representando a la Universidad Católica de Valencia. Pero añade que “fue todavía más duro de lo que yo me planteé”.
Primera etapa
En la primera etapa tenían que completar un total de 105km para ir desde Maadid a Erg Chebbi, el cordon dunar más grande de todo Marruecos. Nos relata que fue una etapa “donde todos salimos con el cuchillo en la boca, cada uno con sus posibilidades; quizá este ritmo más elevado fue el que hizo que a partir del kilómetro 55 empezara a sufrir algunos tirones”, pero reduciendo el ritmo de carrera y tras 7 horas y 30 minutos consiguió llegar a meta.
Segunda etapa
La segunda etapa les iba a llevar desde Erg Chebbi a Merzouga, un total de 106km en los que nada más comenzar “tuvimos que atravesar las dunas y la sensación de llevar tan sólo 10km en 2 horas es muy estresante de cara a finalizar la etapa. Eso sí, las fotos merecieron la pena”. Ese día tuvo un pequeño problema que le hizo llegar tan solo 1 hora antes del corte. “Por la mañana y cinco minutos antes de salir, me di cuenta que no llevaba las cámaras de recambio, esto puede no suponer un problema, pero cuando el único que lleva una bici de 26’’ (pulgadas) eres tú y pinchas a falta de 40km de llegar a meta puede suponer un gran problema”. Antonio nos cuenta que tuvo que parar en más de 15 ocasiones a hinchar las ruedas después de hacer un “apaño” con los parches que llevaba.
Tercera etapa
La tercera etapa iba a poner a prueba las habilidades de navegación de los aspirantes a FINISHER. Con un total de 104km iban a hacer un recorrido que tenía su inicio y su final en la ciudad de Merzouga, con la particularidad que en los 25 primeros kilómetros no había track para seguir con el GPS “teníamos que decidir si ir en línea recta a buscar el punto de control y pasar por las dunas; o bien, hacer más kilómetros por camino ciclable, lo que nos iba a ahorrar tiempo”. Por todo lo demás, fue una etapa dura por la exigencia del terreno, pero logró terminarla sin problemas.
Cuarta etapa
La cuarta etapa era la que daba inicio al segmento Maratón. Esta denominación significa que los atletas deben llevar consigo todo lo que necesitan para pasar la noche: un saco, una colchoneta, la comida de carrera, los repuestos mecánicos, etc. Nos cuenta que “la idea de hacer 103 kilómetros cargado con demasiado peso no era muy atractiva, así que decidí coger los repuestos, la comida, una camisa térmica y un pantalón térmico. Pensé que al finalizar la etapa ya vería como gestionaría de qué forma dormiría”. Antonio nos cuenta que esta etapa, cuyo final estaba en Fezzou, fue la que le resultó más dura psicológicamente, “estuve mucho rato yendo solo y es justo en ese momento en el que te pones a pensar en las cosas negativas que tienes alrededor: mucho desgaste físico, mucho calor, viento, problemas estomacales, etc.”. Por suerte pronto se enganchó con dos compañeros y pudieron terminar la etapa, llegando dos horas y media antes del corte.
Una noche al raso
Pasar la noche merece un capítulo aparte. Antonio nos cuenta que simplemente se tumbó en el suelo, encima de la alfombra que había, junto con el resto de participantes (pues dormían en una haima común) y se limitó a descansar lo máximo posible. En ese sentido, cuenta que: “fue una noche donde dormí muy poco, a partir de las 4 de la mañana tuve que sacar la manta térmica y usarla porque tenía frío, pero al final pude descansar un poco”.
Quinta etapa
En la quinta etapa debían recorrer un total de 143 kilómetros para llegar a “El Jorf” y tenían un margen de 12 horas. “A priori, esta etapa iba a ser la más dura por la cantidad de kilómetros. Empecé muy bajo de ánimo y para colmo al kilómetro 10 tuve que cambiar las dos cámaras por culpa de los pinchazos. A partir de ahí tuve que empezar a marcarme pequeños objetivos y jugar con el tiempo. Además, jugaba con ventaja y es que la idea de que en meta me esperaban mi tio y mi prima hizo que las piernas, la cabeza y el corazón no me fallaran”. Según cuenta, fue de menos a más y consiguió llegar a meta tras 9 horas encima de la bici.
Sexta etapa
Superado esto, tan solo quedaba la última etapa, la que iba desde El Jorf hasta Maadid, un total de 51 kilómetros que en teoría debían ser sencillos. Antonio nos cuenta riendo que: “llegados a este punto no hay nada fácil, yo me esperaba cualquier cosa tipo viento, dunas o algo peor”. Al final no fue para tanto y pudo terminar en 2 horas y 45 minutos y conseguir ese sueño por el que ha peleado durante más de 8 meses.
es una carrera muy dura, pero si todo sale bien, el tiempo del que dispones para finalizar cada etapa es suficiente; el problema es cuando algo sale mal y es que la realidad es que existe una alta probabilidad que algo salga mal, es decir, que aparezcan problemas mecánicos, que sufras una gastroenteritis, una caída, etc.
Antonio agradece a todos aquellos que le han apoyado. “Sin duda, si Bifrutas no me hubiera ayudado con la aportación económica que me concedieron, no hubiera podido cumplir mi sueño. Pero no solo eso, existen otros organismos como la Universidad Católica de Valencia, RunningFoot, Rend&Prev o KikoPark, entre otros, que me han ayudado en materia logística y organizativa. Y por último, agradecer todo el apoyo de familiares y amigos, que sin duda era la gasolina que movía mis piernas.