EXPERIENCIA OUT – VERÓNICA TOLEDO

Verónica Toledo, alumna de enfermería de la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” nos cuenta su experiencia de Erasmus en Laurea University of Applied Sciences, Vantaa (Finlandia).

“¡Hola! Soy Verónica Toledo, curso enfermería y escribo y quiero contaros un poco mi experiencia cuando me fui el segundo cuatrimestre de enfermería a Finlandia (concretamente a Vantaa, cerca de Helsinki).

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Me fui con mis padres un 3 de enero a las 6 de la mañana y cuando estábamos llegando a Helsinki lo único que se veía desde el avión era la nieve por lo que el adivinar dónde estaba la pista era difícil, aunque aterrizamos sin problemas.
Al llegar nos enteramos que nuestras maletas se habían quedado a mitad camino, en Ámsterdam. Así que, ligeros de equipaje nos fuimos a un apartamento que habíamos alquilado.
Para mi sorpresa a las 14h ya era prácticamente de noche y estábamos a -6º.

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La universidad a la que pertenecía, Laurea University of Applied Sciences, había asignado un alumno-tutor (buddy) por cada tres alumnos que nos guiarían y ayudarían con todos los temas tanto de la facultad, alojamiento, desplazamiento… Así que, el segundo día quedé con ella para ir al aeropuerto a recoger las maletas y, ya de paso conocí a la otra estudiante que tenía a su cargo, una chica alemana llamada Anna que para mi alegría también era estudiante de enfermería e íbamos a vivir en la misma finca.

Ya con el tema de las maletas resuelto, nos dirigimos al que iba a ser mi nuevo hogar durante 5 meses. Al día siguiente, mis padres volvieron a España y ya me quedé en mi apartamento sola ya que la que en un futuro sería mi compañera de piso vendría unos días más tarde.

Esa semana poco a poco empezaron a llegar nuevos compañeros a la nueva finca y gracias a los Buddys nos pudimos conocer todos. Fuimos a Ikea todos juntos a comprar lo que le faltaba a cada uno en su casa, así como la comida, por lo que esa misma noche decidí organizar la primera cena Erasmus en mi casa. A ella acudieron dos chicas alemanas (Anna y Zahra), dos chicas húngaras (Vivien y Kriszti), una francesa (Alix) y tres españoles (Cristina, Rut y mi compañero de clase aquí en España José María). Lo pasamos genial.

En los meses de enero y febrero me sentí un poco “Nini”, dado que apenas había clases en la facultad. Allí tuve la oportunidad de apuntarme a dos organizaciones estudiantiles (ESN y Laureamko) que organizan diversas fiestas y viajes grupales con descuentos, la universidad también contaba con sala de cine, sala de descanso con hamacas y como no, un gimnasio (al que apenas fui por vaguería).

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El sistema educativo de Finlandia es muy diferente al español, los estudiantes erasmus compartíamos clase con los estudiantes fineses que querían formarse en inglés, también allí es todo más didáctico y participativo en donde debatíamos todos sobre los diferentes modelos de sanidad de nuestros respectivos países, por lo que eran 4h muy intensas y agotadoras.
Estos dos meses tan solo tuvimos una asignatura, con lo que aprovechamos para ir conociendo Helsinki y los pueblecitos, islas y parques naturales de su alrededor (como Porvoo, Suomelina o Nuksio). Aunque seguía sin acostumbrarme a que se hiciera de noche tan pronto, por lo que aprendimos a aprovechar muy bien las horas de luz.

Helsinki, a pesar de ser capital de Finlandia, es muy pequeño, pero destaca por sus diversos estilos arquitectónicos influenciados por varios arquitectos muy famosos como Alvar Aalto, que ha dejado una huella imborrable en esta ciudad, destacando la universidad que lleva su nombre y que vale la pena visitar o también el salón de actos y ceremonias de Helsinki.
ESN organizó la primera excursión de estudiantes cogiendo un ferry para ir a la capital de Estonia, Tallín. Es una ciudad muy pequeña y muy bonita, aunque todo lo que veíamos era blanco.

Dos semanas después, Laureamko organizó un viaje a Laponia de 8 días, y ha sido una de las mejores experiencias de mi vida que jamás olvidaré. Allí, visitamos el pueblo de Santa Claus en Rovaniemi, aprendimos a construir un iglú de nieve “Quinzhee”, a hacer fuego sin mechero, a pescar haciendo un agujero en el hielo, excursión en trineo con Huskyes, renos y un viaje exprés a Noruega en donde entramos en una gran sauna y nos bañamos en el Océano Ártico. Lo que más me impactó fue el ver las auroras boreales, que son un cielo de colores en movimiento indescriptibles, para celebrarlo hicimos una barbacoa nocturna a -18º en medio del claro de un bosque.Y para añadirle más emoción al viaje, nuestro autobús se estropeó volviendo a Helsinki en mitad de la noche, y al final fueron 19 las horas que tardamos en volver. Lo recomiendo absolutamente.

 

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Como le cogí el gusto a los viajes, tres amigas y yo decidimos por nuestra cuenta hacer un viaje de cuatro días a Estocolmo, capital de Suecia. Mis amigas alemanas (encargadas oficiales de buscar ofertas) encontraron vuelo+alojamiento por solo 110€. Estocolmo es de las ciudades más me ha sorprendido, la ciudad de las islas, y en donde las estaciones de metro tienen diseños bastante peculiares. Ya les he dicho a mis padres que tenemos que ir juntos a visitarla de tantas cosas que me quedé por ver.
Después de tanto viaje, ya era hora de ponerse en serio con los estudios, tenía clase casi todos los días en la facultad mañana y tarde, y si a eso le añadimos la cantidad de trabajos que mandaban y algún que otro examen, fueron unos meses agotadores y muy intensos porque no dejamos de salir de fiesta cada jueves en las que conocimos a muchos Erasmus de diferentes países por lo que el grupo se hacía cada vez más grande.

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El último viaje lo organizó Laureamko y fue a San Petersburgo. Fuimos en un crucero, que fue una fiesta continua, hasta llegar al día siguiente a la famosa ciudad y comenzar a hacer turismo. Visitamos muchos lugares con un gran significado histórico: el museo y palacio de invierno Hermitage, el palacio de Santa Catalina, y numerosas iglesias y catedrales ortodoxas. También hubo tiempo de ver el famoso ballet “El lago de los cisnes” y disfrutar de una cena típica rusa.
Lo que impacta de San Petersburgo es que te da la sensación de que estás en otra época, ya que se cuida mucho los edificios y no se permite construir edificios modernos en el centro de la ciudad, todos tienen que guardar una misma línea.

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Ya en Helsinki, acabamos los últimos trabajos de asignatura y también los exámenes finales dado que el mes de mayo mi compañero y amigo José María y yo realizaríamos nuestras prácticas como enfermeros en el HUS Clínica otorrinolaringológica y oftalmología situada en Kasarmikatu, a unos 10’ de Helsinki en Tranvía.
En este hospital pasamos por diversos servicios como urgencias, policlínica, postoperatorio o quirófano. Sin embargo, nos llevamos una desagradable sopresa al ver que en este país el trabajo de enfermería es menor que en España, y que la barrera del idioma no nos permitió hacer bien nuestro trabajo e interactuar con los pacientes.

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A pesar de este aspecto negativo del Erasmus, recomendaría totalmente la experiencia de un Erasmus en Helsinki, aunque sin hacer prácticas, aunque me sirvió para valorar tanto la sanidad española como la formación que recibimos las enfermeras en nuestra universidad, y agradecer el esfuerzo que hacen los profesionales cuando estamos en prácticas para transmitirnos los conocimientos necesarios que nos ayuden a desarrollar nuestra profesión de la mejor forma posible.
Las últimas semanas fueron muy duras dado que poco a poco todos nosotros fuimos finalizando nuestro Erasmus, y volviendo a nuestros países, por lo que nuestro corazón se iba rompiendo con cada “adiós”.

En este Erasmus, hemos llegado a sentirnos como una familia dado que nos apoyábamos los unos en los otros, tanto para lo bueno como para momentos malos y tristes.

Son cinco meses de innumerables emociones ya que también hubo momentos en los que la soledad y anhelo de nuestro hogar nos invadía, pero al vivir todos nosotros en la misma finca siempre había alguien del grupo que acudía en tu ayuda.

Aprender a convivir, a respetar a los demás, el comprender que no todos tenemos que ser iguales, el aceptar las diferencias, el ser más tolerante y paciente, son algunos de los muchos aprendizajes que he podido realizar gracias a esa experiencia. También, el tener que vivir con otra persona en un piso, el llegar a acuerdos con la limpieza y comida del hogar, el solucionar los problemas en una lengua que no es tuya, lavar la ropa, planchar… básicamente lo asemejaría a independizarte pero con el plus del idioma.

Esta experiencia, me ha ayudado no solo a perder la vergüenza y desenvolverme a la hora de hablar en inglés, sino que también ha supuesto un crecimiento personal muy importante ya que he tenido que resolver todas aquellas situaciones que se iban presentando día a día.
Por todo ello considero muy positiva mi experiencia y lo recomiendo a todo el mundo. Os aseguro que cuando volváis no seréis lo mismos.”

Muchísimas gracias Verónica por haber compartido con toda la Comunidad UCV tu experiencia, estamos seguros de que ayudará mucho a futuros estudiantes Erasmus. ¡Deseamos que te vaya genial en el futuro!

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2 Comments

  • Fernando
    19/11/2019 at 7:43 am

    Oh, ¡qué envidia! ¿qué hay que hacer para irse de Erasmus?

    • ORI
      juanescamez
      27/11/2019 at 10:17 am

      Manda un correo a outgoing@ucv.es y te mandaremos toda la información por email.

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