Miedo al supenso
Durante estos días habréis empezado a recibir los resultados de vuestro exámenes. Seguro que en muchos de ellos habéis tenido buenos resultados, pero es probable que, en otros, no hayáis tenido el resultado esperado o incluso hayáis podido suspender la prueba. Desde el Servicio de Orientación queremos comentaros una serie de aspectos relacionados con esto mismo: la frustración que puede suponer un suspenso y qué hacer en ese caso.
Lo primero a tener en cuenta es comprender que la frustración es parte de nuestra vida. Durante la misma vamos a experimentar muchos momentos frustrantes y lo que debemos aprender es a sus superarlos.
Es muy importante, cuando suspendemos un examen, no generalizar y considerarnos ineptos para los estudios o pensar que todo lo siguiente va a ir mal. Asimismo, debemos ser objetivos y saber qué nos ha llevado realmente al suspenso. Debes identificar la causa del suspenso y saber si ha sido por falta de estudio, por una mala organización, por ansiedad o por nervios, etc. Solo de esta manera serás consciente de lo sucedido y podrás darle solución.
Ten en cuanto además que el miedo al fracaso nos puede llevar incluso e evitar situaciones. Esto quiere decir que, incluso para evitar el suspenso, directamente no estudiemos y no nos presentemos a los exámenes. También puede ocurrir que nuestra exigencia sea tan alta con nosotros mismos que tenemos miedo a no llegar al nivel auto-exigido, acabando con ansiedad o, al igual que en el caso anterior, evitando la situación de evaluación.
Otro aspecto importante es saber que a medida que vamos estudiando, se acercan los exámenes y nos dan resultados (aun quedando exámenes por realizar) en nuestra mente pueden ir apareciendo mensajes negativos, pensamientos desadaptativos, que nos van a complicar el estudio y la realización de exámenes. Estos pensamientos llevan a sentimientos negativos y, por último, a conductas negativas; la evitación.
Por este motivo, debemos aprender a identificar también los pensamientos negativos para trabajarlos y cambiarlos por pensamientos más funcionales, que nos permitan seguir trabajando y estudiando y, así, poder enfrentarnos adecuadamente a los exámenes.
Además de todo esto, es fundamental conocer la parte positiva del suspenso. Cuando apruebas, ¿te paras a pensar qué es lo que ha hecho que apruebes el examen? Es muy probable que tu respuesta a esta pregunta sea “no” y eso es porque cuando aprobamos no analizamos lo que nos ha llevado a superar la prueba. Sin embargo, cuando suspendemos sí nos planteamos el por qué. De esta manera, estamos haciendo un auto-análisis y, con mucha probabilidad, aprendamos de los errores. Esto es lo más importante, detectar el error y solucionarlo.
Tu orientador sabe por el momento que estáis pasando, los nervios que supone, el cansancio, el miedo, etc. y por eso mismo, en tu sede, tienes a una persona que está dispuesta a ayudarte y aconsejarte.