TIEMPO PARA LA ESPERANZA….

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Dice el Eclesiastés que “todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo”. Pero nadie podía haber previsto este tiempo que nos toca vivir: tiempo de incertidumbre, de fragilidad humana y de miedo. El verdadero significado del tiempo reside en el presente, en el aquí y el ahora. Es un presente envuelto en una situación de pandemia global que cuestiona cada uno de los ámbitos de la sociedad y especialmente, el educativo. Los colegios, los institutos y las universidades hemos tenido que dar una respuesta rápida para que nuestros alumnos pudieran continuar su proceso formativo. No ha sido una tarea sencilla porque nadie podía prever una situación que pusiera de la noche a la mañana en jaque a todo el sistema educativo.

La Fundación Pontificia Scholas Occurrentes se ha sentido directamente interpelada para, en estos momentos complejos, acoger y acompañar tanto a los profesores como a los alumnos. Así que el viernes 24 de abril tuvimos el I Ciberencuentro Internacional de profesores e investigadores universitarios. Participamos cerca de 400 profesores de todas las parte del mundo. Personalmente, tuve el placer de coordinar un equipo de profesores y comprobar que a pesar de las procedencias tan diferentes, a todos como educadores nos inquietaba lo mismo: ser creativos y ofrecer tanto nuevas metodologías docentes como recursos educativos que desarrollarán en nuestros estudiantes capacidades para la vida. El proceso de enseñanza-aprendizaje estaba sufriendo un cambio y nuestro principal desafío era hacer una propuesta didáctica que fuese integral e integradora. Ya no resultaba útil un modelo educativo unidireccional, basado meramente en la instrucción o en la dimensión cognitiva. La propia situación nos llevaba a la tarea urgente de poner en valor la dimensión emocional, la trascendente y la espiritual.

También, nos abría la mirada hacia la brecha digital: alumnos excluidos por no disponer de dispositivos o acceso a internet para participar en las clases. Queremos una educación de calidad para todos los alumnos, sin que nadie quede descartado o discriminado por carencia de medios tecnológicos. Es un tiempo especial para repensar y resignificar nuestras metodologías, promoviendo frente a esta situación de adversidad, la empatía, la acción y la reflexión. De ahí que metodologías como aprendizaje-servicio sean oportunidad no solo para un aprendizaje experiencial, activo e integrador, sino también para construir una ciudadanía vigilante, crítica y resiliente.

Scholas también ha querido hacerse presente con los jóvenes españoles, así que tuvimos un encuentro con ellos el 27 de abril. La metodología de trabajo se asemejó al programa habitual de Scholas Ciudadanía, pero concentrado en un encuentro de unas horas. Participaron cerca de 60 estudiantes de Andalucía, Islas Canarias, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana, junto a un equipo de voluntarios nacionales e internacionales. La Cátedra Scholas de Valencia también tuvo ocasión de participar en el cierre de este encuentro, dirigiendo unas palabras de ánimo e impulso a los jóvenes. Ellos reflexionaron sobre los rituales, los ritos y las rutinas que con este tiempo de pandemia adquirían más relevancia. Quisiera destacar las palabras de Elías de Valencia que decía: “Hemos reflexionado sobre lo que hemos podido perder y también ganar en esta cuarentena, pero la pregunta fundamental a la que hemos llegado es si nos volveremos ‘más humanos’ después de esto; entendíamos como lo ‘humano’ actuar desde la empatía, por ejemplo, y ahora nos damos cuenta de que no lo hacíamos, o no lo hacíamos como ahora, que pretendemos que sea global”.

No nos quedemos instalados en el desánimo o en la limitación. Despertemos procesos y acompañemos a nuestros jóvenes. Veamos este momento como una oportunidad para reivindicar la urgencia del pacto educativo global, a la que con tanta intensidad nos llama el Papa Francisco, y para humanizar la educación hoy actuando desde la solidaridad y el bien común.

“Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo”. Ahora es tiempo de encuentro, de crecimiento, de trabajo en red, de desaprender para volver a aprender, de cuidado, de colaboración, de creatividad, de caminar junto a, de pensar en las familias, de responsabilidad social universitaria, de humanización. En definitiva, es tiempo de esperanza.

Yolanda Ruiz Ordóñez

Directora de la Cátedra abierta Scholas Occurrentes y profesora de la UCV

Artículo publicado en Paraula, el 17 de mayo de 2020

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